Fiesta de fin de
cursos de primaria en un colegio privado, cristiano y bilingüe de Montevideo.
Como es de rigor,
abre el director con un discurso resaltando los valores cristianos de la
institución y cómo esos valores son faro y guía para la vida.
Sigue la acostumbrada
liturgia de los abanderados y la profesión patriótica, que por supuesto incluye
cantar con fervor “Mi Bandera”, pronunciando correctamente el párrafo que dice:
“No ambiciono otra fortuna ni reclamo más honor que morir por mi bandera….”