lunes, 12 de septiembre de 2016

Especuladores

La noticia que hoy me amargó el día (todos los días hay una en esta pesadilla postmoderna que estamos viviendo) es la de que el PIT-CNT propone que se penalice - ¿con multas y prisión? - a los comerciantes que sean acusados por sus comisarios de “especulación”.
Descuento que la mayoría de nuestro ilustrado pueblo aplaudirá una medida así.
Nada puede ya asombrarnos en nuestra región bananera, más cuando hoy parece que el mundo todo ha decidido dedicarse al cultivo de tan nutritivo alimento.

Un comerciante compra y vende en los momentos que cree convenientes.
Un comerciante compra y vende las cantidades que cree convenientes.
Un comerciante compra y vende a los precios que cree convenientes.

Las personas sensatas llaman a eso comerciar.  
Los minusválidos mentales que nunca produjeron nada pero se creen capaces de regular hasta el mínimo detalle la vida de los demás, lo llaman especulación.

Especulación – liberado el término de toda asociación negativa – es lo que hacen todos los comerciantes, y lo que permite el desarrollo de la economía en el mundo moderno.   Es la esencia de la asignación eficiente de los recursos que sólo puede generar el mercado operando en forma libre y voluntaria, en el complejísimo mundo de hoy.
Por supuesto que hay casos que no son tan transparentes.  Están las figuras de “abuso de posición dominante”, monopolios predadores (públicos y privados), etc., contempladas por la legislación, pero el grueso de la actividad humana en libertad se encuadra en lo antedicho.

Supongamos por un instante que los miembros de la gremial sindical tuvieran una inteligencia superior – que por supuesto no tienen – y que fueran las personas más honestas del mundo – que por supuesto no son – y que estuvieran motivados por los móviles más altruistas – sin comentario.
Supongamos también que no fueran unas pocas personas, sino un millón – por suerte no son.
Aún así, su pretensión de regular toda la actividad económica del país, decidiendo caso a caso qué se puede hacer y qué no, a qué precio y en qué cantidades se puede vender y comprar, es patéticamente ridícula, y cualquier estudiante de primer año de liceo sabe que está condenada a fracasar y arrastrar a todo el país al desastre.   Quien se permita la duda, sólo consulte las muchísimas veces que ya hemos visto esta película.
Ni aún disponiendo de toda la capacidad computacional de Google (miles de veces superior a la que puede disponer nuestro país), se puede aspirar a computar la millonésima parte de las decisiones que las personas toman individualmente cada día.
Todos los individuos actuando en la dirección egoísta de su propio interés contribuyen al “bien común” mucho más que todos los PIT-CNTs del mundo juntos.
El libre mercado es inconmensurablemente más eficiente que cualquier otra forma de asignar los recursos, y además es por lejos la más moral e inmune a la manipulación corrupta o corruptible.


Junio 2015

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