lunes, 5 de septiembre de 2016

Meme Despreciable - advertencia: Es un libro completo


MEME DESPRECIABLE
El Absurdo y La Inmoralidad de la Religión Moderna



D. Cameron Webb, 2012




traducción:  Hugo Donner


  


para Deb


Contenido


- Introducción

- Una Imagen vale por Mil (trillones) de Mundos

- Tío Ed, Scrat y el Alcaucil

- Prácticamente Inofensivo

- Conclusión

- Preguntas y Respuestas sobre Ateísmo



Introducción

meme (n): elemento de una cultura o sistema de comportamiento que se considera que puede pasar de un individuo a otro por medios no genéticos.


Por si no quedó suficientemente claro con el título, quiero decirte de entrada que el objetivo principal de este libro es convencerte de dejar a un lado tus creencias religiosas, y específicamente, tu creencia en un dios personal. 
Mientras que podría abundar indefinidamente en las maravillas del universo tal como las revela la ciencia moderna, no encuentro casi nada digno de alabanza en la religión, ni encuentro nada admirable en las acciones hechas en su nombre, simplemente porque esas acciones podrían haber sido hechas, con la misma facilidad, en nombre de la bondad por la bondad misma.

Muy a menudo en este país - demasiado a menudo - la religión goza de un pase libre.
Podemos discutir ardientemente sobre los méritos del conservadurismo vs. el liberalismo, del capitalismo vs. el socialismo, pero cuando alguien desliza en la conversación las palabras fe o religión, de inmediato la discusión se termina y se guardan los guantes de boxeo.
Bien, no aquí, amigos.  No hoy.  Si eres religioso, y te tomas esas creencias en serio, seguramente vas a encontrar aquí cosas que te ofendan.  Mi ofensa es a propósito.  Muchos de ustedes son fanáticos que merecen todo el veneno que les arrojaré.   El resto de ustedes necesitan una buena patada en el trasero de parte de alguien que no tiene paciencia para el aislamiento intelectual y la soberbia desconsideración hacia la verdad y el conocimiento que muestra la religión.  Si mi tono parece enojado, es porque estoy enojado.   Mucho de mi enojo se debe a mi irritación por tu aceptación incondicional de las afirmaciones más disparatadas que no sirven a ningún fin en una sociedad moderna, salvo esclavizar las mentes de sus miembros más débiles.  Pero más que nada, me enoja tu complacencia - y complicidad - frente al avance de la religión fanática en virtualmente todos los aspectos de la sociedad americana moderna.  Ten esto presente cada vez que parezca demasiado enojado: estoy enojado porque sé que puedes dar más, y sin embargo no lo haces.  Constantemente.   Este pequeño libro es mi intento de despertarte en relación a ese hecho.
Antes de continuar, probablemente debería definir qué quiero decir por religión, ya que este libro es sin lugar a dudas anti-religión.   En el sentido en que la estoy usando, religión se refiere simplemente a las creencias, prácticas o tradiciones de cualquier individuo o grupo que directa o indirectamente se relacionen con la adoración o alabanza de una deidad sobrenatural.  La palabra operativa aquí es deidad.  Sin un dios, no hay religión.
A muchos críticos del ateísmo les gusta definirlo como la "religión" del ateísmo, o a sus adherentes como ateos "fundamentalistas", presumiblemente porque pretenden equiparar al ateísmo con la irracionalidad y rigidez inherente a una fe religiosa.  (breve memo a esas personas:  Si el mejor argumento que tienen contra el ateísmo es que es tan demente y testarudo como su propia religión, quizá necesiten encontrar un mejor argumento).
Por lo menos aquí no encontrarás ese tipo de patente deshonestidad.  Cuando digo que este libro es anti-religión, quiero decir exactamente lo que sospechas que quiero decir: es anti-dios, anti-fe, anti-mito, anti-superstición - en resumen, anti-todo y cualquier cosa que tenga que ver con una adhesión ciega a doctrinas centenarias arraigadas en la ignorante y temerosa devoción a un ser sobrenatural.
En 1964, en Jacobellis vs. Ohio, el Juez de la Suprema Corte Potter Stewart acuñó esta célebre frase para describir su criterio de umbral para la obscenidad pornográfica: "La reconozco cuando la veo".  Bien, en cuanto a la religión, la reconocerás en cuanto la huelas.  Es la sustancia que lo pudre todo.  Si te avergüenza admitir que lo crees, o te incomoda que tu libro sagrado lo promueva, o te enoja que alguien se burle, se trata de religión, y es un blanco lícito para la crítica.
Aunque estoy escribiendo este libro principalmente para el 80% de ustedes que afirman creer en un dios o Dios y que generalmente se asocian a una denominación religiosa específica, eso no significa que el 20% que se consideran ateos, agnósticos o no-religiosos en general no vayan a encontrar aquí algo útil o interesante.  De hecho, mi esperanza es que pueda dar una voz a todo aquello que han estado pensando pero la timidez no les permitió expresar en voz alta, y que cuando terminen este libro, puedan dárselo a sus padres religiosos (o cónyuge, o hermano, o colega) diciéndoles, "Esto es lo que he estado tratando de decirte".  No pretendo hablar por todos ustedes, por supuesto, pero estoy bastante seguro de que los temas básicos de este libro - que la ciencia convierte en una burla la soberbia religiosa; que los fundamentalistas pueden imponer su agenda fanática gracias al consentimiento silencioso de los liberales; y que la experiencia plena de nuestras vidas se amplifica y no se disminuye en ausencia de la religión - les resultarán atractivos a la mayoría de ustedes.
Lo que sigue está organizado en tres secciones.  Aunque todas las secciones son para todos, ocasionalmente dirigiré mi foco en cada una de ellas a un segmento específico de la sociedad religiosa americana.  En la primera sección, Una Imagen Vale por Mil (trillones) de Mundos, aunque mi argumento principal se dirige a todos los creyentes, me preocupo por resaltar al 30% de ustedes que se identifican como evangelistas o fundamentalistas.
Bien, será mejor que de entrada quitemos del medio alguna incomodidad.  Si tú perteneces a ese grupo, no voy a ser bueno contigo.  Realmente te desprecio a ti y a todo lo que representas.  De hecho, para ser perfectamente honesto, considero a tu clase como la más peligrosa amenaza a los derechos civiles y a la libertad que este país ha enfrentado en el último siglo, quizá nunca.  Y, contrariamente a mis amigos acomodaticios del medio, aquellos que viven intentando encontrar un terreno común contigo, yo sé que es tiempo perdido.
No se puede encontrar un terreno común con dementes.  En lugar de ello, te voy a vapulear y luego pedirte que desaparezcas.  Pero antes de hacerlo, voy a compartir una historia fascinante sobre este maravilloso y alucinante universo en el que vivimos, una historia que tiene el mérito no sólo de ser cierta sino de ser también un poderoso argumento a favor de la no-existencia de tu dios.   Así que quizá quieras seguir un poco más.
En la segunda sección, El Tío Ed, Scrat y el Alcaucil, dirijo mi foco al aproximadamente 30% de ustedes que afirman creer en un dios personal pero que a la vez, para su crédito, generalmente rechazan la odiosa teología de los locos fundamentalistas de la sección uno.  Por eso, voy a disminuir en algo mi enojo y enfocarme en la que considero la teoría científica más bella y elegante que nunca se haya propuesto: la evolución a través de la selección natural.   Lo que voy a compartir es una maravillosa historia sobre nuestro lugar, no sólo en el universo sino en este raro y abundante planeta.  Admito que el objetivo de la combinación de golpes en esta sección y la última es darte un pequeño empujoncito intelectual en dirección al naturalismo científico, o por lo menos hacia un tibio escepticismo en relación a aquéllos de los que me ocuparé en la última sección del libro.  Si luego  de terminar esa sección y la anterior todavía no estás convencido de la absoluta improbabilidad de un creador personal, entonces probablemente no haya nada que yo o nadie pueda hacer para convencerte.
La última sección, Prácticamente Inofensivo, es mi más apasionado discurso.  Está dirigido al resto de ustedes, más o menos el 20% que nunca en un millón de años se definirían como ateos pero que practican una versión de su propia religión tan diluida que están a sólo una honesta admisión de ser ateos.   Es una enojada y apasionada súplica a aquellos de ustedes que probablemente defiendan causas sociales progresistas durante el día pero que durante la noche aún se aferran o por lo menos rozan las supersticiones salvajes de sus antepasados.  Pero más que nada es mi explicación de porqué no tengo paciencia para su insistencia sobre las virtudes de la tradición religiosa y porqué sus acciones (e inacciones) dan legitimidad a las políticas medievales que afirman detestar.
Eso es todo.  Si ya estás donde yo estoy - dichosamente libre del dogma religioso y la culpa asociada con él, los ojos abiertos al mundo tal cual es en lugar de como quisiéramos que fuera, respetuoso de los derechos de las personas pero no de sus creencias - entonces descansa y disfruta del viaje, porque creo que lo encontrarás entretenido.
Al resto de ustedes, bueno, dondequiera que se ubiquen en el espectro de la creencia, espero sacudirles un poco las cosas.



Una Imagen Vale por Mil (trillones) de Mundos (1)

El principal malentendido que los creyentes parecen experimentar con respecto a los ateos como yo y otros escépticos, es la fuerza que origina nuestro descreimiento.  Algo debe haber pasado en la vida del ateo, piensan, para que él o ella "abandonaran" a Dios o la religión y abrazaran el ateísmo.  Queda sobreentendida la noción implícita de que lo que fuera, tiene que haber sido malo, de otra manera, ¿cómo pueden haber rechazado a Dios y en su lugar (guiño) arriesgar la condena eterna?  Si bien ese escenario puede ser cierto en algunos pocos casos, les aseguro que es la excepción más que la regla.  La realidad es ésta: el ateísmo es un viaje, un lento pero metódico tránsito por un camino de descubrimiento que lleva finalmente a que Dios (y los dioses) se vuelvan innecesarios.  No está basado en cólera o miedo o maldad o culpa.  Somos ateos simplemente porque no vemos una triza de evidencia de dioses sobrenaturales y - mucho más importante aún - la evidencia que si vemos, tan completa y absolutamente contradice la noción de un creador personal que creer en él sería disparatado, infantil e impensable.
Las historias que relataré en esta sección y en la próxima son perfectos ejemplos de porqué los ateos preferimos el ateísmo al deísmo.  Ambas configuran apenas una pequeña porción del viaje intelectual al que hice referencia más arriba, pero son suficientemente poderosas por sí mismas para convencernos a muchos de nosotros de que la noción de un dios es caprichosa en el mejor de los casos, insidiosamente engañosa en el peor.
Si valoras el conocimiento y no estás completamente cegado por la promesa de vida más allá de la muerte, no me imagino que puedas evaluar estas historias y continuar creyendo que un creador invisible tiene una relación particular contigo.  Pero me estoy adelantando.  Es un viaje, como dije, y como en cada viaje, siempre hay un comienzo.  Este viaje particular comienza con una fotografía.
Es una hermosa fotografía y está colgada en uno de los edificios en los que trabajo. (También está por todas partes en Internet).  Es la ampliación de una foto conocida como Campo Profundo de Hubble (Hubble Deep Field).   Hubble, como debes saber, es un telescopio espacial que ha estado orbitando la Tierra desde el principio de los 90s.   Ha estado tomando espectaculares retratos de nuestro universo durante dos décadas y nos ha hecho cambiar la forma en que vemos el cosmos y nuestro lugar en él.  El Hubble Deep Field es una toma en particular registrada en 1995 durante un período de diez días y muestra una pequeña parte del cielo del hemisferio norte, una parte que tiene muy pocas estrellas en primer plano (estrellas que forman parte de nuestra propia galaxia Vía Láctea).   El propósito del Deep Field fue poder hacernos una idea de cómo luce el espacio profundo - la parte del universo que existe fuera de nuestra galaxia.   Lo que encontró el Hubble fue, simplemente, fantástico.
La fotografía, además de unas pocas estrellas de la Vía Láctea, muestra por lo menos tres mil galaxias.   Las galaxias son grupos de miles de millones de estrellas que se agrupan en varias formas - espirales, elípticas, etc. - a causa de la atracción gravitacional.  (Nuestra propia Vía Láctea es una espiral bastante común y corriente que agrupa aproximadamente cuatrocientos mil millones de estrellas, una de las cuales es nuestro sol.)
Piensa durante un minuto lo que eso significa.  Cada galaxia contiene unos cien mil millones de soles, y hay más de tres mil de esas galaxias en esa fotografía.  Eso significa que solamente en esa fotografía hay aproximadamente trescientos millones de millones de soles. (300.000.000.000.000).   No te esfuerces en abarcar ese número en tu cabeza.  No podrás.
Es más que todos los granos de arena en todas las playas de California.   Si esas estrellas fueran dólares y alguien te diera 60 millones cada vez que dieras un paso, tendrías que caminar desde Los Angeles a Nueva York (5.000 km) - recolectando 60 millones de dólares a cada paso - para juntar $ 300 millones de millones.
Piensa también esto: con la ayuda del Hubble y otros instrumentos científicos, estamos comenzando a darnos cuenta de que los sistemas solares son tan comunes como los soles.  En otras palabras, casi todas las estrellas tienen planetas girando a su alrededor.   Si asumimos que nuestro sistema solar es relativamente típico, podría haber tantos como mil millones de millones de planetas solamente en esa fotografía.
Mil millones de millones de mundos alienígenas.  Mil millones de millones de posibilidades de vida.  Mil millones de millones de confirmaciones de nuestra inimaginable falta de importancia.
Pero eso no es todavía la parte más sorprendente.  Lo más increíble es que la fotografía cubre un área del firmamento del tamaño del ojo del presidente Roosevelt en una moneda de diez centavos (la más pequeña) sostenida con el brazo extendido.   Es cierto: tomen una moneda con un retrato, sosténganla frente al cielo nocturno e imagínense mil millones de millones de mundos brillando dentro de un agujero de alfiler del tamaño del ojo del personaje en la moneda.
¿Listos para otra noticia?  Sólo para convencerse de que el Hubble Deep Field no era una aberración extraña, los astrónomos encargaron al Hubble unos pocos años después que nuevamente tomara una fotografía del espacio profundo, esta vez de una parte al azar del cielo del hemisferio austral.  Llamada Hubble Deep Field South, mostró virtualmente lo mismo que la anterior: miles de galaxias, incontables billones (2) de mundos.  Así que adelante, tomen el ojo de Roosevelt y apúntenlo a otra parte del cielo: mil billones de planetas y soles allí también.  A otra parte - mil billones más. 
apunten la moneda, imaginen incontables mundos danzando en el ojo de Roosevelt.
La era de los descubrimientos científicos, en contraposición a los siglos de arrogancia inspirada en la religión que la precedieron, ha sido una lección de humildad tras otra.  Hace cientos de años Copérnico y Galileo desmintieron el engreimiento religioso imperante de que la Tierra era inmóvil, inmutable, literalmente el centro del universo.
Hace un siglo y medio Charles Darwin sacudió las raíces de la religión con la noticia de que los humanos no somos más que una especie entre millones que han evolucionado en este planeta desde simples comienzos a lo largo de miles de millones de años.  Pero si me preguntan a mí, pensar en las implicaciones de la imagen del Hubble funciona en otro nivel totalmente.
Si lo que acabo de relatar no te abruma de asombro y humildad - de hecho, si la humildad no te pega de lleno en la quijada como el derechazo de un peso pesado - es que estás encadenado sin remedio a la idea de que los humanos somos especiales, o simplemente no estuviste prestando atención.   Pero de cualquier manera dale una oportunidad al siguiente experimento mental, uno que hace casi 20 años propuso Carl Sagan.  Imagina mirar a ese cielo nocturno.  Imagina a una raza extraterrestre de seres que existe en apenas uno de esos mundos.  Ahora imagina que los oyes conversar y entiendes lo que dicen, y lo que dicen es esto: "¡Míranos!  ¡Mira qué especiales somos! ¡Mira cómo Dios ha hecho todo para nuestro beneficio!"   Y entonces imagínate que puedes mantener una cara seria y no pensar que por casualidad diste con el Planeta de los Tontos.  En un universo con incontables billones de mundos desparramados en insondables distancias y tiempos, ¿cuánta necedad se requiere para vender la idea de que tú y solo tú eres la razón para todo ello?  ¿Y cuánta más para realmente creerlo?
Mi argumento en contra de la existencia de tu dios debería resultar ahora totalmente obvio.  ¿Quieres una prueba de que él/ella/ello no existe?  Mira al cielo nocturno.  Es todo lo que tienes que hacer.  Mira hacia arriba e imagina mil billones de mundos devolviéndote la mirada desde todos y cada uno de los veinticuatro millones de posibles ínfimos agujeros de alfiler tapados por el ojo de Roosevelt.  Porque cuando lo ves - quiero decir cuando de verdad lo ves y lo sientes en tus vísceras - hay un solo mensaje que puede rebotar hacia ti:  Tu ... eres ... insignificante.  Eres una mota de polvo flotando en la más vasta oscuridad imaginable, tu vida apenas un pulso en la infinitud del tiempo celeste.  Cuando te hayas ido, al universo no le importará, no hará un gesto, ni se enterará.  En lo que respecta al universo, tu existencia no es más importante que la de un pepino.   Si ese no es un argumento convincente contra la existencia de un dios personal que te favorece por encima de todo lo demás, entonces no sé qué es.
En  este momento estaría dispuesto a apostar que muchos de ustedes están pensando algo parecido a esto: "Espera un minuto.  ¿Está usando la complejidad del universo para argumentar a favor de la no existencia de Dios?  ¡Disparatado!  ¡Esos innumerables billones de mundos de los que habla justamente me demuestran que Dios debe existir!".
Está bien.  Te voy a contar un pequeño secreto.  No le digas a nadie, ¿okey?  Ahí va: Podrías tener razón.  El universo es un lugar grande.  Quiero decir, es un lugar realmente, realmente grande.  De hecho, es tan extraordinariamente grande que los pobres tontos como yo que tratan de explicar qué tan extraordinariamente grande es, no podemos más que tropezar con nuestras propias palabras en el intento.  No se lo puede describir, no hay forma posible de transmitir lo disparatadamente enorme que es nuestro universo. (No me hagas siquiera comenzar a  hablar sobre los últimos avances en la teoría de cuerdas, según los cuales nuestro universo podría ser tan sólo uno de un número infinito de universos paralelos existentes en dimensiones alternativas en filamentos invisibles conocidos como "branas".  La mente se aturde.)  Por lo tanto, si, podrías tener razón.  Podría ser que un dios incognoscible e invisible creó todo ello. Por otra parte, quizá el que está en lo cierto es el borracho del bar de la otra cuadra - tu sabes, el que cree que fue creado como un experimento de laboratorio por una raza avanzada de alienígenas que trataban de inventar nuevos juguetes para sus hijos.    Puede que el universo entero no sea más que un protón dentro del núcleo de un átomo de carbono que yace dentro de una manzana del tamaño de un metaverso que en este preciso momento se encuentra en la "mano" de un super-ser nebuloso a punto de darle un mordisco.
Cada uno de esos escenarios es posible.  Que tan probables son - bueno, eso depende, supongo, de tu punto de vista.  Ese es el problema con las explicaciones como esas, que no se pueden probar, y más importante aún, que no se pueden probar como falsas.   Una vez que se entra en ese campo, todo es verdad; o por lo menos, nada puede ser falso.  Toda absurda invención soñada por cada lunático que alguna vez haya vivido debería ser considerada en igualdad de condiciones en la mesa de las ideas con todas las demás, incluso aquellas respaldadas por montañas de evidencia.  Por lo tanto, a menos que pretendas recorrer ese camino y admitir que cualquier cosa es posible, lo que sería una manera disparatada de vivir la vida, deberías por ahora dejar de lado el cómodo argumento "Dios lo hizo".
También quiero que entiendas otra cosa.  No estoy proponiendo que sea absurdo creer que un dios creó el universo.  Estoy proponiendo que es absurdo creer que tu dios creó el universo.  Porque, a menos que seas un deísta o algo similar, tu dios es un dios personal, y la noción de un dios personal es, a la luz de evidencia como el Hubble Deep Field, absurda.  Muchos de los fundadores de este país fueron deístas justamente por esta razón, hombres como Thomas Jefferson que creía profundamente en el concepto de un creador impersonal, pero que aborrecía el Cristianismo y otras religiones organizadas que adoptaban la noción de un salvador personal.  Por lo tanto, si vas a alinearte con Thomas Jefferson y argumentar que un dios creó el universo, que así sea.   Aunque es un argumento desde la ignorancia ("Me es imposible comprender cómo el universo pudo aparecer naturalmente; por lo tanto, Dios lo creó"), y aunque no hay la menor traza de evidencia para sostenerlo, y aunque no tiene mayor peso intelectual que "Me es imposible comprender cómo el universo pudo aparecer naturalmente; por lo tanto un dinosaurio rosado gigante lo creó", por mí está bien, siempre que te detengas ahí.   Mientras que no pretendas que ese creador lo creó para nosotros.  Mientras no consideres seriamente que a ese ser le importa tu vida o que va a intervenir en el curso natural de las cosas para asegurarse de que tú, ese tú tan pero tan especial, vas a estar cuidado de forma muy pero muy especial.  Mientras no pretendas conocer la mente de ese creador.  Mientras te des cuenta de que libros sagrados de 2.000 años que aseguran ser la palabra de ese creador son inventos desaforados y no tienen nada que decir sobre el mundo moderno, sobre la ciencia, sobre cómo vivir una vida moral, o sobre nada importante en absoluto.  Porque en el momento en que admitas que es meramente posible que ese creador tenga una relación especial contigo, habrás cruzado la línea que separa lo benigno de lo rotundamente demente.  Esa es la lección del Hubble Deep Field.  Eso es lo que debes aceptar.  Lamento arruinar la diversión.  Imagino que debe estar buenísimo fingir que el Dios del Universo tiene un plan especial para ti, pero ya basta.   Los niños se las arreglan muy bien sin Papá Noel, de la misma manera como estoy seguro que te las podrás arreglar sin saber que tu vida es una pieza crítica de un vasto y eterno plan cósmico.  La idea de que hay un dios ahí afuera que creó todo para tu beneficio, que se preocupa por ti y te cuida, que interviene en tu vida, que escucha tus plegarias, que golpea a tus enemigos, que incluso (discúlpame, pero esto es extremadamente risible) envió a su único hijo a morir por ti para que tú tengas vida eterna, supera lo disparatado, supera lo arrogante, supera los límites del sentido común infantil.  Hay que ser un lunático para creerlo.
Y sin embargo, henos aquí.  Entre el 40 y el 60% de los americanos realmente lo creen - o afirman creerlo.  Tú puedes ser uno de ellos.  La mitad de este país cree que el universo fue creado, en su forma actual, hace aproximadamente 10.000 años por una deidad a beneficio único de una especie animal que habita un planeta que orbita un sol común y corriente que es parte de una galaxia con 400.000 millones de soles como ese en un universo con 100.000 millones de tales galaxias.  Y no sólo eso, sino que un solo sabor particular de esa especie de animal podrá disfrutar de las recompensas celestiales que aparecerán una vez que la vida de esos animales llegue a su fin.  La arrogancia de esa afirmación es sofocante.  La ignorancia detrás de ella es asombrosa.  Y sin embargo persiste.  No sólo persiste, sino que prospera.
¿Qué hace que las personas se comporten así, que crean o afirmen creer cosas estúpidas? ¿Qué es tan importante como para que la mitad de ustedes dejen de lado todo lo que han aprendido, todo lo que saben sobre la evidencia y la razón y el viejo, simple y llano sentido común, al servicio de creencias claramente irracionales?  La respuesta es obvia, por lo menos para mí:  vida eterna.  Nada de eso tiene sentido, excepto a la luz de la promesa de vida eterna.  La idea de poder vivir más allá de la tumba es, por alguna razón, tan seductiva, tan atractiva, tan cocaínicamente adictiva, que muchos de ustedes abandonarán toda traza de razón e intelecto sólo para poder participar de ella.   Creer que la tierra tiene solo 10.000 años es sólo un ejemplo.  ¿Te interesa saber qué tan lejos 10.000 años están del número real, 4.500 millones de años?  Es como si alguien llevara una cinta métrica a un campo de futbol y luego insistiera en que no mide 100 metros de largo sino 45.000 kilómetros, más que la circunferencia de la tierra en el ecuador.  Muchos de nosotros diríamos que esa persona es un imbécil.  Otros tímidamente se encogerían de hombros y murmurarían por lo bajo algo sobre cómo puede creer lo que quiere creer.  (No te preocupes, me ocuparé de ellos en breve.)  Pero si hubiera una razón bíblica para creerlo, habría millones de personas apoyándolo, y presionando a congresistas y autoridades de la educación para se lo enseñe en clases de ciencia como una alternativa válida a los ateos 100-metristas.  Y si el resto de nosotros se molesta por la idea de que se enseñe a nuestros hijos este tipo de basura religiosa anti-intelectual, ¡nos reprenderían por no respetar su derecho a enseñar la controversia de que un campo de futbol mide en realidad 45.000 kilómetros!
Ese es el tipo de contorsiones mentales que muchos de ustedes llevarán a cabo para evitar confrontar con lo obvio.  Prefieren abrazar un engaño (y hacer que otros respeten y enseñen ese engaño) que considerar la posibilidad de que sus libros sagrados y predicadores estén equivocados.  Porque si están equivocados respecto a la edad de la Tierra, también podrían estar equivocados respecto a Dios mismo.  O la vida eterna.  Entonces, es mejor meterse los dedos en los oídos y cantar "¡La, la, la! ¡No te oigo!"  como un niño para evitar enfrentar la real posibilidad de que tus sueños de paraíso y vida eterna no sean más que ilusiones, ilusiones tan imaginarias como Hogwarts o la Tierra Media.
Sábelo, la arrogancia me molesta.  Realmente.  La idea de que eres especialmente único y Dios te cuida - es locamente arrogante.  Pero si todo se limita a que te la pases saltando arriba y abajo como los alienígenas en aquel hipotético Planeta de los Tontos, diciendo todo el tiempo "¡Mírenme!, ¡Mírennos!, ¡Miren qué especiales somos!, casi podría ignorarte.  Podría incluso ignorar la forma como alegremente abandonas la razón y abrazas el absurdo.  Después de todo, hay un montón de personas crédulas en este país que creen un montón de cosas locas.  Mientras que no trates de forzar tu locura al resto de nosotros, no me parecería mal.  Pero eso no es todo lo que haces, ni de cerca. Y ahora le estoy hablando al 30% de ustedes que se identifican como fundamentalistas cristianos o evangélicos, aquellos de ustedes que tienen una particular afinidad por la profunda arrogancia y el pensamiento laberíntico y que manifiestan una sociopática falta de compasión hacia otros seres humanos.  Aquellos de ustedes que se complacen haciendo cosas como estas:
               
                Demonizar a los homosexuales.
               
                Denigrar a las mujeres y tratarlas en muchos casos como esclavas.
               
                Usar la amenaza del infierno y la condena eterna para asustar a sus hijos y con eso       lograr una miedosa sumisión.
               
                Retrasar tratamientos médicos para tu hijo pensando que la oración es suficiente, y    luego cuando la oración no es suficiente y tu hijo muere, afirmar que fue la voluntad                de Dios.
               
                Tratar de colar tu versión del campo de futbol de 45.000 kilómetros en los salones de clase de ciencias de manera de poder beneficiarte de la legitimación que brinda la ciencia, sin molestarte en tener que adherir a las exigentes reglas de evidencia que   constituyen esa legitimación.
               
                Hacer que las niñas y niños se avergüencen de sus cuerpos y de sus urgencias sexuales             a tal punto que los atormente el conflicto entre sus deseos y lo que creen que los               aguarda en el fuego infernal que has inventado.
               
                Estimular el "bullying" (3) en las escuelas, especialmente a los homosexuales.
               
                Obligar a las mujeres que han sido violadas, a parir los hijos de sus violadores y luego excomulgarlas (y no a los violadores) de vuestras iglesias.
               
                Tolerar y encubrir a los pedófilos dentro de sus cleros e instituciones educativas y        luego, cuando la verdad emerge, culpar a las víctimas antes que a los perpetradores.

                Propagar las mentiras de que los condones causan el SIDA y que cualquier forma de    anti-concepción es un pecado mortal que pone en riesgo tu alma eterna, mentiras que            por sí mismas son responsables de virtualmente todo el sufrimiento y miseria que           vemos en las naciones más pobres de la tierra donde la religión es más frecuente.

                Culpar de los actos terroristas, violencia con armas de fuego y desastres naturales a los             feministas, ateos, pro-aborto, homosexuales, la evolución - o, muy frecuentemente,               todos los anteriores.

                Oponerse vehementemente al derecho de adultos homosexuales sensibles a elegir la              persona con la que quieren casarse.

                Oponerse histéricamente al derecho de una mujer de terminar su embarazo incipiente,           al mismo tiempo que se bloquea la legislación que dotaría de cuidado de la salud y    entrenamiento laboral adecuados a las mujeres que decidan tener sus hijos.

                Bloquear en cada oportunidad la promesa que ofrece la investigación en células madre             para miles de víctimas de la enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, parálisis y                cáncer  porque consideran que un blastocito - un montón de células diez veces más          pequeño que el cerebro de una mosca  - tiene la misma importancia moral que un niño       o niña vivo de doce años que está muriendo de leucemia.

Espero que mi desprecio sea evidente, porque no siento otra cosa que odio y desprecio por personas como tú.   Utilizas ese podio de auto-ensalzamiento que te has construido para escupir sobre todo aquél que no es como tú, que no es salvo - un podio, dicho sea de paso, cuyo cimiento está construido exclusivamente sobre mentiras, engaños e ilusiones.
Por lo tanto, si me disculpan la crudeza, a todos ustedes que practican esa forma de nuevo cristianismo arrogante, poco compasiva, fanática bíblica, amante de la ignorancia, les digo que vayan a dar un paseo.  Ya terminé con ustedes.  Me voy a dirigir ahora al resto del país, a gente que tiene un mínimo de compasión y sentido común.   Salgan de mi libro.



(1) es un juego de palabras con "Una imagen vale por mil palabras", words = palabras, worlds = mundos.
(2) En EEUU, un billón es mil millones, un uno seguido por nueve ceros.  En nuestro sistema - europeo - un billón es un millón de millones, o sea un uno seguido por doce ceros. Es la convención que usaremos en este texto.
(3) término reciente para describir el acoso a los más débiles.




El Tío Ed, Scrat y el Alcaucil

Ahora que me libré de los delirantes, voy a hacer un cambio de frente y hablar de la evolución.
La Evolución es un tema que suele provocar espasmos epilépticos a los fanáticos y generalmente deja indiferente al resto.  Pero en un país donde sólo uno de cada seis acepta como cierta la formulación básica de la evolución - que toda cosa viviente en este planeta evolucionó en el curso de los miles de millones de años desde comienzos muy simples - parece prudente dedicar algún tiempo a eso.  No voy a intentar convencerte de que la evolución es verdad.  La evidencia a favor de la evolución es tan ridículamente abrumadora que su verdad, como la verdad de la teoría de la gravedad o la teoría heliocéntrica del sistema solar, no está en cuestión.  (Los biólogos continúan debatiendo los detalles, por supuesto, pero ningún biólogo serio - de hecho ningún científico serio - niega que la evolución haya existido.
Lo que sí quisiera hacer es tomar algunos minutos para explicar una pequeña parte de ella.  Espero que sigan acompañándome porque la evolución, correctamente comprendida, es una de las más hermosas y engañosamente simples ideas jamás propuestas.
No soy un biólogo, por lo tanto lo que haré es resumir y explayarme sobre un experimento mental que el más famoso biólogo del planeta, Richard Dawkins, desarrolla en su reciente libro La Magia de la Realidad.  La razón por la que elijo este libro en particular es por su extraordinaria genialidad en la explicación del meollo de la evolución.  Si al final de este resumen no te golpeas la frente exclamando, "¡Pah! ¡Qué fácil! ¿Cómo no supe eso antes?", entonces habré fallado en mi empeño y deberías ir a buscar el libro de Richard. (Deberías ir a buscarlo de todas formas).
Lo que me impulsó a recurrir a La Magia de la Realidad fue una inocente pregunta de mi hija de (en aquel entonces) 13 años. "Lo que no llego a entender", dijo, "es, ¿quién fue la primer persona?"
Ocurre que el capítulo del libro de Richard que justamente explica la evolución se titula exactamente así.  Ahora, si yo hubiera sido un fundamentalista del tipo de los del campo de futbol de 45.000 quilómetros y estuviera criando a mis hijos en una cápsula aislada, la explicación hubiera sido sencilla.  También hubiera sido falsa y probablemente hubiera asfixiado para siempre toda su innata curiosidad y sed de conocimiento.  Por el contrario, le dije, "Bien, mi querida, en realidad esa es una excelente pregunta.  Y te lo voy a contar esta noche."  Esa noche, tomé mi iPad, me senté junto a ella en su cama, abrí La Magia de la Realidad, pasé las páginas hasta el capítulo titulado ¿Quién Fue la Primera Persona?, y lo leí con ella.   Cuando terminamos, yo fui el que se golpeó la frente, porque aunque ya tenía una comprensión bastante buena de los conceptos básicos de la evolución, esta explicación fue tan acertada, tan maravillosa, que casi me reí por su formidable belleza y simplicidad.  Es así de buena.  Y ahora quisiera compartirla con ustedes.
Imagínate una estantería, una estantería exageradamente muy, muy larga. Busca una fotografía tuya y colócala en la estantería en el extremo izquierdo.   (Haz esto en tu mente - recuerda, esto es un experimento mental.)  Luego coloca una fotografía de tu padre directamente a la derecha de la tuya.  Luego coloca una del padre de tu padre a continuación.  Sigue haciendo esto por un tiempo, acomodando fotografía tras fotografía de tus tátara, tátara-tátara, tátara-tátara-tátara abuelos hasta que la estantería tenga una buena fila de fotografías.   De hecho, continúa haciendo esto hasta que tu fila mida, digamos, unos sesenta quilómetros.  Una estantería de sesenta quilómetros contendrá aproximadamente 185 millones de fotografías y nos llevará desde el presente (tú, en el extremo izquierdo) hasta tu 185 millones de tátara abuelo en el extremo derecho, que vivió hace aproximadamente 400 millones de años.  Obviamente, este experimento mental presupone que no tienes problema en aceptar una Tierra muy antigua.  Asumo que no, ya que eché de acá a los fundamentalistas hace un rato.
¿A qué se parece tu 185 millones tátara abuelo?  Ciertamente no a ti, pero ¿a qué?  ¿un cavernícola?  ¿Un mono?  No, en realidad tu 185 millones tátara abuelo luce como un enorme bagre.  (Igual luce tu 185 millones tátara abuela, lo que es bueno, porque si no fuera así no hubieran podido engendrar y tú no estarías aquí.)  Una típica queja que oirás de parte de los creacionistas es, " podrás haber descendido de un mono, ¡pero no yo!"  Bien, tengo una noticia para ellos (y para ti).  Es mucho peor de lo que piensan. No solo descienden de un mono (o más precisamente, de un ancestro simiesco), también descienden de algo parecido a un lémur.  Y una lagartija.  Y un pez.   Demonios, si retrocedemos suficientemente lejos encontraremos al antepasado común entre tú y un alcaucil.  Desde la perspectiva de ¡Miren qué especial que soy! un mono es la menor de tus preocupaciones.
Bueno, volvamos a la estantería.  Recuerda, cada foto es un ancestro tuyo.  Cualquiera que consideres, su ancestro directo está inmediatamente a su derecha y su descendiente directo está inmediatamente a su izquierda.  ¿Qué encontrarías en una foto que se encuentra  a 400 lugares de la tuya, que representa a tu 400 tátara abuelo que vivió hace aproximadamente 10.000 años?  Aparte de diferencias triviales como rasgos faciales y vestimenta, luciría bastante parecido a ti.  Lo mismo sus ancestros a la derecha y sus descendientes a la izquierda.
Si caminaras diez veces más a lo largo de la estantería encontrarías a tu 4.000 tátara abuelo, que vivió hace 100.000 años.   Quizá ahora notes un cambio sutil, un leve encogimiento de la frente, pero todavía luciría bastante parecido a tu tío Ed.  Nuevamente, todas las fotos a su derecha e izquierda se le parecen mucho.   Camina diez veces más lejos aún (cien veces más lejos de donde comenzaste) y llegarás a la foto de tu 50.000 tátara abuelo.    Ahora las diferencias comienzan a ser más pronunciadas.  De hecho, tu 50.000 tátara abuelo, que vivió hace un millón de años, es suficientemente diferente a ti como para ser considerado una especie diferente, Homo erectus.  (Tú eres Homo sapiens).  Seguramente no podría engendrar con mujeres modernas.   Pero nuevamente, sus antecesores y descendientes inmediatos lucirían igual a él.
Espero que quede claro a dónde nos está llevando este experimento mental.  Al recorrer hacia atrás tu árbol genealógico, el cambio gradual de generación en generación no es perceptible.  Cada miembro luce exactamente como sus antecesores y descendientes inmediatos.  Ninguno tendría problema para engendrar con las miles de generaciones de antecesores y descendientes inmediatamente a su derecha o izquierda.  Pero cuando se camina suficientemente lejos a lo largo de la línea, en este caso 50.000 fotografías hacia la derecha, el cambio gradual se acumula y comienza a "morfear" a tus ancestros en criaturas diferentes, especies diferentes, frente a tus propios ojos.   No existió en tu árbol familiar (o en ningún otro) ningún Homo erectus que haya parido un Homo sapiens, pero el cambio acumulado a
lo largo de un millón de años y 50.000 generaciones finalmente transformó a una especie de humano (tu lejano tátara abuelo) en otra (tú).
Caminemos ahora a lo largo de la estantería hasta tu 250.000 tátara abuelo, que vivió hace más o menos seis millones de años.  Ahora el cambio es realmente visible.  Es definitivamente simiesco, algo así como un chimpancé.  No es un chimpancé, pero es un miembro de una especie que es el ancestro de los humanos y chimpancés modernos.  Quiero que consideres lo siguiente mientras tienes en la cabeza esa imagen mental de tu 250.000 tátara abuelo:  Apenas hemos comenzado el viaje a lo largo de tu estantería de sesenta quilómetros y ya tu antecesor es un simio parecido a un chimpancé.   Estamos sólo en la generación 250 mil entre 185 millones - o aproximadamente cien metros en el comienzo de nuestro viaje de sesenta quilómetros.  Se precisarían todavía más de 600 saltos adicionales de cien metros para alcanzar a tu antecesor tipo pez en el extremo.  Imagina la cantidad de cambio acumulado que insumió transformarte en tu chimpancístico 250.000 tátara abuelo, y ahora imagina una cantidad de cambio similar durante las siguientes 250.000 generaciones, y las siguientes y las siguientes, seiscientas veces. (¿Está volviéndose más fácil imaginarse cómo un pez puede transformarse en un humano?)  En unos pocos de esos saltos tu antecesor se parece más a un mono con cola.  Mucho más adelante en la línea - unos dos quilómetros y medio, 63 millones de años y 7 millones de generaciones - comienza a parecerse más a un lémur, y a los 15 quilómetros - sólo una cuarta parte del recorrido hacia tu destino ictiológico - se parece un poco a Scrat, el torpe amante de las bellotas en la película La Era del Hielo, que de hecho es un miembro de la especie antecesora de prácticamente todos los mamíferos modernos.   Sólo has caminado un cuarto del camino a lo largo de tu estantería familiar y ya tu antecesor se parece a un pequeño y peludo mamífero de largo hocico devorador de insectos.
Ahora, teniendo en mente los eones de cambio gradual acumulado que nos insumió llevarte primero al Homo erectus, luego a un simio y a un mono y a un lémur, y luego a Scrat, dime si no puedes imaginarte - dime si no es patentemente obvio - cómo este mismo mecanismo te puede llevar inexorablemente a lo largo de los últimos tres cuartos del camino a una forma gradualmente menos Scrat y más lagartija, luego sapo y luego pez.  Y luego recuerda que incluso con 185 millones de generaciones desplegadas en 400 millones de años de tiempo de evolución, queda más del 90% de tu árbol familiar para recorrer.   Así es: una estantería que registrara tu árbol familiar completo, sería tan larga como la distancia entre Buenos Aires en Argentina y San Pablo en Brasil y nos llevaría miles de millones de años al pasado.  La evolución tuvo una enorme cantidad de tiempo para operar.
¿Recuerdas cuando al principio del libro dije que la historia de la ciencia no ha sido más que una lección de humildad tras otra?  Aparte quizá del Hubble Deep Field no puedo imaginar qué puede ser más empequeñecedor - o más hermoso - que esto.  Cada cosa viviente en este planeta puede contar una historia similar, una historia de lento cambio acumulado que puede ser rastreado hacia atrás en el tiempo hasta ancestros distantes completamente diferentes.  Esto es lo que mi hija aprendió esa noche.  No hubo una primera persona, o un primer conejo, o una primera tortuga.  Tanto como una persona puede seguir hacia atrás su línea sucesoria hasta criaturas menos personoides, un conejo puede hacerlo hasta criaturas menos conejoides, o una tortuga hasta criaturas menos tortugoides, hasta que todos nos encontremos en un punto común en las veladas brumas de un mundo arcaico donde vivió su vida un ancestro que no fue ni personoide ni conejoide ni tortugoide y, en el lento curso del tiempo, nos dio origen a todos nosotros.
Si alguna vez escuchaste a un científico o a un ateo decir algo como "¿Quién necesita inventar cuando el mundo real está tan repleto de maravilla?", éste es el tipo de cosa a la que se refería.  ¿Qué puede ser más hermoso e inspirador que saber que cada ser viviente en este planeta es primo de todos los demás, que dado un tiempo suficiente, podemos rastrear el linaje de dos cosas vivientes hasta un comienzo común?  Los humanos no son chimpancés, pero humanos y chimpancés comparten un antecesor simiesco.  Los humanos no son salamandras, pero caminemos hacia atrás 340 millones de años y encontraremos al antepasado común de ambos.  Los humanos no son coliflores, pero sí, un ancestro no-humano y no-coliflor vivió en una Tierra antigua y dejó descendientes que finalmente harían nacer a los humanos y las coliflores y prácticamente cualquier cosa en la que podamos pensar.  Si esto no te causa humildad y asombro, entonces me rindo.
Si quieres puedes decir "Dios lo hizo" y pasarte al bando de los fundamentalistas.  No explica nada, le quita hasta la última gota de maravilla y verdad al mundo; pero, bueno, es tu vida.
Quiero dejar claro un último punto respecto a la evolución antes de pasar a otra cosa.  Existen básicamente tres colectivos en este país en relación a este asunto: 1) el colectivo La Evolución es Cosa del Demonio, a quienes ya eché de acá y voy a ignorar sumariamente; 2) el colectivo La Evolución es Verdadera y Hermosa, al que intento convencerte de unirte, y, 3) el colectivo Dios Puede Hacer lo que El Quiera Incluyendo la Evolución.  Este último está lleno de acomodaticios de ambos lados que piensan, por lo menos en cuanto a este tema, que no necesita haber conflicto entre la ciencia y la religión porque la evolución puede coexistir cómodamente con la idea de Dios como creador.  Francis Collins, el actual director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y anterior administrador del Proyecto del Genoma Humano - un emprendimiento puramente científico si los hay - es uno de un puñado de encumbrados biólogos que defienden vigorosamente la compatibilidad de las fes religiosas centradas en el ser humano con la calidad de azar y falta de propósito de la evolución biológica.  En su libro de 2006 El Lenguaje de Dios, lo resume así:
                Dios, que no está limitado en el espacio o el tiempo, creó el universo y estableció las   leyes naturales que lo gobiernan.  Para poblar ese universo estéril con criaturas vivientes, Dios escogió la elegante mecánica de la evolución para crear microbios, plantas, y animales de todo tipo.  Extraordinariamente, escogió en forma intencional el mismo mecanismo para permitir la aparición de criaturas especiales (mi énfasis) que tendrían inteligencia, conocimiento de lo bueno y lo malo, libre albedrío, y el deseo de alcanzar una alianza con El.

Cómo sabe todo esto, es algo que nunca dice.  Si hay alguna evidencia para estas arbitrarias afirmaciones, nunca la da.  Pero esto es típico de los acomodaticios.   Dios, dicen, puede realizar su creación de la manera que elija.  El Vaticano concuerda, habiendo dicho en muchas ocasiones que acepta totalmente la evolución y no ve el conflicto entre ella y las sagradas escrituras.  Si en las anteriores páginas de este libro, he logrado hacerte pasar del colectivo La Evolución es Cosa del Demonio a este otro más acomodaticio, bien, me alegro.  Eso, como se dice, es un progreso.  Pero tengo malas noticias para ti: los acomodaticios viven en la Tierra de la Fantasía.  Vas a tener que elegir un bando, porque simplemente no hay una manera lógica de reconciliar la evolución con Dios mientras creas, como Francis Collins, que los humanos somos especiales y hemos sido exclusivamente imbuidos con almas por Dios.  (Si no crees eso, entonces no habría razón para que rechaces la evolución.)  Piensa de nuevo en aquella estantería por un minuto.  Camina mentalmente todo el largo de los sesenta quilómetros.  Lentamente asimila los cientos de millones de antecesores que te precedieron en la vida.  Ahora, quiero que te acerques y extraigas exactamente la fotografía del antecesor en tu línea que fue el primero en ser imbuido con un alma por Dios.  Ten en claro que cualquiera sea la foto que extraigas, miles de fotografías a su derecha y a su izquierda son de gente (animales, monos, peces) idénticos a él.  Pero como los humanos son especiales, debería haber alguien en esa larga línea de álguienes que tuvo un alma, pero su padre no.  Adelante, elígelo.  Yo esperaré.
Ridículo ¿no es cierto?  La posición acomodaticia que nos piden que nos traguemos consiste en que, en algún punto del pasado antiguo, de dos padres "animales" desalmados, nació un bebé "humano" con alma - aunque ese bebé lucía exactamente como sus padres y como los padres de sus padres, y los padres de los padres de los padres, y ... agarras la idea.  Un día Dios agitó sus brazos y ¡Puf! de golpe existió un niño humano donde hasta entonces solo habían existido criaturas simiescas.  Este niño humano y sus descendientes pudieron por lo tanto participar de todas las recompensas celestiales de la vida eterna, no así sus padres, abuelos, bisabuelos, etc.
que fueron meros animales.  Si, espero estar convenciéndote del total disparate de este tipo de acomodo.  Espero que estés empezando a darte cuenta de que el intento de reconciliar un dogma religioso de 2.000 años centrado en el ser humano con los sobrios descubrimientos de la ciencia moderna es una completa pérdida de tiempo.
Espero se esté volviendo cada vez más obvio que en algún momento tendrás que escoger bando en esta guerra, y no hay punto medio.  O vas hacia donde lleva la evidencia o vas hacia donde lleva la locura de ¡Miren qué Especial que Soy!
Conducir tu automóvil por el medio del camino no significa que le estés dando a cada lado igual chance.   Significa que estás a medio camino del manicomio.  Supongo que no eres de la opinión de que los profesores de historia deben acomodar en sus programas a los negadores del Holocausto o de que las escuelas de medicina deben dar un "espacio justo" a alquimistas y médicos brujos; entonces ¿por qué le das lugar y por qué esperas que los científicos y profesores de ciencias le den lugar a disparates creacionistas pseudo-científicos como estos?  Está bien admitir que algunas personas simplemente se autoengañan.  El Holocausto fue real, y las personas que impulsan la idea de que fue inventado son idiotas.  La ciencia médica funciona, el vudú no, y tendrías que ser un total imbécil para confiar en este último antes que en la primera.  La evolución ocurrió, y ocurrió sin intervención divina.  Manéjate con eso.  Escoge un bando: científicos y evidencia (y maravilla y humildad), o cuentos de hadas y deseo de que así sea y el arrogante Soy tan Especial de la religión dogmática.
Llegué al punto en que dije todo lo que tengo para decir a aquéllos de ustedes que se toman en serio la idea de un dios personal.  Luego de las lecciones del Hubble Deep Field y la Estantería de Sesenta Quilómetros, no puedo comprender cómo alguien que valore la verdad y el conocimiento puede seguir aferrándose a la noción de que un ser divino se preocupa por él, o puede seguir rezando en serio a ese dios esperando recibir una respuesta o una guía - excepto quizá alguien que está tan fascinado (y aprisionado) por la idea de la vida eterna que se aferrará desesperadamente a nociones disparatadas como el alma que Ahora-la-Ves-Ahora-No de la evolución acomodaticia, mientras que sirva a los fines de lo que desea que sea cierto.  La Ciencia - espero que a esta altura te hayas dado cuenta - no es particularmente buena para confirmar lo que falibles humanos desean que sea cierto.  Para lo que sí es buena es para mostrarnos el universo como realmente es: un universo de una complejidad que paraliza la mente, desplegado sobre un número inmenso de mundos e inimaginables distancias y tiempos; y donde, por lo menos en uno de esos mundos, la lenta marcha del tiempo se combinó con los mecanismos sin propósito de la química y la física para crear un ser capaz de a la vez descubrir las maravillas ocultas del universo y exagerar ampliamente su propia importancia.




Prácticamente Inofensivo

Si mis cálculos son correctos, ya he ofendido aproximadamente a la mitad de América.  Está bien.  La mayoría de ellos debía ser ofendida.  Un buen porcentaje eran tontos arrogantes e ignorantes que merecían hasta la última gota de mi furia.  Sin embargo, el optimista que llevo dentro quiere creer que algunos de ellos todavía andan por acá, quizá porque han visto una tenue luz de verdad en lo que he estado diciendo y quieren seguir hasta el final.  Mi parte cínica piensa que probablemente estoy predicando para los conversos.   Cualquiera sea el caso, quisiera ahora dirigir mi atención a las decenas de millones de ustedes que practican una forma anodina de adoración religiosa que de ahora en más llamaré eh-teísmo.  Me encanta.  Eh-teísmo.  Quisiera poder decirles dónde lo escuché por primera vez y darle el crédito adecuado a la persona que lo acuñó.  Pero no puedo, por lo tanto haré lo que corresponde: plagiarlo.  De hecho, voy a eliminar el guión y llamarlo ehteísmo porque 1) merece ser adoptado por el léxico popular, y 2) porque describe perfectamente la religión que tantos de ustedes realmente practican.  Y también porque en realidad me saca de quicio más que la misoginia y racismo y patente ignorancia del fundamentalismo radical.  En breve llegaremos al porqué de esta afirmación.
La parte operativa del ehteísmo es, por supuesto, teísmo, queriendo decir una creencia, más bien aburrida y acrítica, en un dios invisible, incorpóreo, incognoscible y supernatural.  Son gente, quizá como tú, que nunca jamás se definirían como ateos - pero cuando se los presiona en relación a los elementos más ridículos de la religión que dicen profesar - "¿Estás diciendo que de verdad crees que esa galleta se transforma en el cuerpo de un tipo muerto hace 2.000 años?" - carraspean y balbucean algo como así como, "Bueno, claro que no lo creo realmente." Ahí es donde entra la parte de eh - pretendiendo adhesión a una fe pero silenciosamente dejando de lado o ignorando los principios centrales de esa fe en la práctica.  O - incluso más insidioso y deshonesto - viviendo un tipo de vida intelectual, liberal y progresista sin condenar o distanciarse del total anti-intelectualismo y anti-progresismo de las palabras que infectan hasta los más recónditos párrafos de los libros alineados en los bancos de sus iglesias.
Siguen algunos ejemplos del tipo de persona que estoy describiendo:

                El sacerdote o rabino que defiende causas progresistas durante el día - derechos de los            homosexuales, igualdad de las mujeres, la crueldad y barbarie de la pena de muerte,                 concientización sobre las atrocidades que se cometen en Darfur y otros lugares, etc. -  pero que de noche abrazan una copia de la Biblia o la Torá como si fuera la cosa más preciosa del universo, a pesar del hecho de que el liso y llano significado de lo que está escrito allí patrocina y legitima la misma homofobia, misoginia y crueldad a las que se opone vehementemente durante el día.  (si piensas que esto estuvo bastante acertado, tienes razón.  Dios mío, ¡cómo me irrita esto!)

                La profesional universitaria que sabe - quiero decir claramente, sabe  - que la fe            Católica en la que se crió requiere que crea cosas que están más allá de lo disparatado   o directamente inmoral (o en muchos casos ambos) y sin embargo se niega a abandonar la Iglesia o condenar abiertamente sus enseñanzas - y que de hecho, va a criar a sus hijos en la misma fe.

                El cosmólogo o biólogo que investiga los extremos más profundos del universo y sus mecanismos y en ellos no encuentra más que evolución natural ciega y sin rumbo, y sin embargo se las arregla para acomodar las afirmaciones indemostrables, incomprobables y no falsificables de su religión y otras en nombre de la "justicia" y el "respeto".

                La columnista que profesa ser una "agnóstica" pero en el fondo desea ser más como sus padres que son creyentes, porque aunque ellos creen en cosas que son claramente tontas, parece que los hace felices, y ella desea ser feliz también.

                El cirujano que pasó su vida en el estudio y la práctica de la ciencia médica y que sin     embargo, cada domingo de mañana asiente con la cabeza en un acuerdo silencioso con el predicador que habla de nacimientos de vírgenes y resucitaciones corpóreas como si fueran no sólo reales sino fundamentales para el destino de su alma eterna.

                El político que simula ser más religioso de lo que es para resultar o permanecer electo.

                La abuela que se refiere a la Biblia como "El Buen Libro" y la ensalza como guía para      una vida moral, pero que nunca la ha leído y le daría escalofríos saber lo que allí está escrito.

                La madre liberal y demócrata que tiembla de la furia ante la retórica llena de odio que brota de las bocas de los Pat Robertsons y Dr. Lauras del mundo, pero que no se da cuenta de que su renuencia a condenar su propia religión - no importa cuán liberal o progresista afirme ser - le da cobijo a ese tipo de fundamentalismo.

                La clase de pseudo-intelectual del "si, pero": "Si, la religión crea monstruos, pero miren todo el bien que se hace en su nombre."  "Si, algunas creencias religiosas son ridículas,       pero igual nadie las cree." "Si, soy católico, pero también soy pro-aborto, pro-homosexual y pro-anticoncepción."  " Si, mucha gente practica un tipo demente de fundamentalismo, pero existen muchos argumentos buenos y sofisticados a favor de la religión que no estás considerando.  Yo por supuesto, solo practico esa forma de Teología SofisticadaMR, como casi todas las personas que conozco."

Todos Ehteístas.  Podría seguir por varias páginas más, pero creo que la idea ya está.  Decenas de millones de americanos, la mayoría inteligentes y compasivos, excepto por este único asunto.  Decenas de millones de ehteístas que distan del ateísmo una única admisión honesta.  Decenas de millones de americanos que realmente, realmente me fastidian.
Porque la cosa es así: No hay como ser un ehteísta.  No en la América de hoy.  Por si no lo notaste, se está peleando una guerra.  Se lleva adelante en las escuelas, en las iglesias, en Washington, en los gobiernos locales y estatales, en las cortes y en los medios.  Es una guerra de religión, una guerra entre quienes quieren devolvernos a la moral del siglo 12 y aquellos que piensan que el progreso es una cosa muy buena.  Es una guerra entre fanáticos misóginos, homofóbicos, racistas y anti-intelectuales y los que representan al conocimiento y la belleza y la igualdad.  En esto no se puede permanecer parado en la línea divisoria.  Se debe elegir bando, porque en esta guerra no hay una lavada posición acomodacionista.  No puedo creer lo que estoy por decir, porque me parece estar canalizando a George W. Bush, pero ahí voy de todas formas:   O estás con ellos o estás con nosotros.  Es así de simple. Tienes que mirar dentro de ti, ahora mismo, y decidir.  ¿Vas a continuar dando refugio a los fanáticos aceptando acríticamente tu religión, o de una vez por todas vas a apuntar el foco de la percepción, ese que te funciona tan bien en todas las otras facetas de tu vida, hacia tu religión y sus delirantes afirmaciones.  Es tu decisión, pero no es tu decisión seguir parado en la línea media.  Tienes que elegir un bando y apearte. Ahora.
Seguramente estás pensando: ¿Qué quiere decir con eso de darle refugio a los fanáticos religiosos?  ¡Yo los odio tanto como él!  ¡Lucho todos los días por las cosas a las que ellos se oponen!"  Bueno, ¿sabes qué?  Eso no importa. No me interesa si estás al frente de cada movimiento de acción social progresista en este país.   Puedes pensar que los homosexuales deberían poder casarse, o que la pena de muerte es bárbara e inmoral, o que las mujeres deberían poder interrumpir sus embarazos tempranos.  Puede que estés en la directiva de la ACLU (Unión Americana por las Libertades Civiles) o marches en los desfiles del orgullo gay, o seas voluntario en una clínica de Paternidad Planificada o hagas lobby por los condones en las escuelas.  No me importa.  Nada de eso importa.  Mientras sigas fingiendo que creer en deidades invisibles es una decisión personal inofensiva, mientras insistas en que lo que practicas es sólo una forma cultural de tu religión y por lo tanto estás absuelto de lo que otros hagan en su nombre, mientras te niegues a condenar las palabras concretas escritas en tus libros sagrados; en resumen, mientras sigas haciendo como que eres creyente, eres cómplice de los fanáticos.  Se salen con la suya con su modalidad histérica de paranoia religiosa porque pueden señalarte y decir, "¡Mírenla! ¡Acomodadita al lado mío!  Ella está de mi lado.  Del lado de Dios. Somos el 80%, y el resto de ustedes jódanse."  A eso me refiero con "darles refugio". Eso es lo que logra tu ehteísmo - convertirte en una prostituta para los fanáticos.
¿Parezco muy agresivo?  ¿Enojado?  Mala suerte.  Estoy enojado.  Es por eso que estoy escribiendo este libro.  Quiero que te preguntes algo a ti mismo.  ¿Qué obtienes a cambio de esa cariñosa relación con los extremistas?  ¿Qué cosa puede justificar andar de la mano con los Ann Coulters y Rush Limbaughs y Billy Grahams del mundo?  Esa es realmente la pregunta crucial, porque mi argumento para el resto de esta sección va a ser que eres la razón por la cual los trastornados pueden llevar a cabo su agenda histérica y desequilibrada, porque tu callada aceptación acrítica de tu propia religión le da un consentimiento implícito a ese fanatismo.  Tiene que haber una razón para que hagas esto, para que alegremente te sumes a lo que es esencialmente el Taliban americano.  ¿Es la promesa de la vida eterna y el falso confort que ella brinda?  Por favor dime que no es eso.  Por favor dime que no vas a abandonar todo lo que sabes que es moral y justo y verdadero solamente porque le tienes miedo a la oscuridad.  ¿Es simple ignorancia?  ¿Acaso no te das cuenta de que cada vez que entras a una iglesia o abres una Torá estás enviando el mensaje implícito de que la religión - toda religión - es algo admirable, y que las palabras escritas en las páginas de esos libros deben ser respetadas y encomiadas?  Estoy seguro de que hay algo de eso, y espero que esta sección ayude a que te despiertes a ese hecho, pero pienso que la razón principal es que muchos de ustedes tienen la equivocada impresión de que una vida sin Dios es una vida vacía y sin sentido, despojada de significado y propósito.  Dejemos de lado esa ridícula noción por ahora.
                Imagina que en el próximo par de párrafos pudiera probarte que Dios, paraíso, infierno, vida eterna, sufrimiento eterno, ángeles, demonios, diablos - todo eso - no es nada más que cháchara(4).  No pierdas el tiempo pensando, "Bueno, eso no se puede hacer."  Este es otro de esos experimentos mentales.  Solo supón que has tenido una epifanía y todo se volvió claro:  esta vida es todo, no hay balanzas cósmicas al final del camino, no hay agradables reuniones familiares en el más allá, no hay segundas oportunidades, no hay incontables milenios en felices nirvanas.  Tu vida es aquí y ahora y hay que aprovecharla al máximo.  Lo que sea que viene después, si hay algo que viene después, no es importante.  Ahora dime: ¿Qué cambia?  ¿Porqué tu vida va a ser diferente después de esa epifanía?  ¿Van a ser menos hermosas las puestas de sol y los arcoiris?  ¿Serán las lluvias de verano menos refrescantes?  ¿Bach y Beethoven y Tchaikovsky de pronto van a sonar como el vecinito de cinco años aporreando su teclado?  ¿Vas a querer menos a tus hijos?  Las cosas que antes eran importantes para ti - la música, el arte, la familia, los amigos, la justicia, el respeto, el buen vino, los buenos libros - ahora son menos importantes?  ¿Tu vida tiene menos sentido de alguna manera?
                Los locos que ya eché de acá dirían que sin la promesa de una vida ulterior y la amenaza de la condena eterna - si nuestras vidas no son más que "accidentes" y tenemos libertad para actuar como nos plazca - ¿para qué está todo?  ¿Por qué no matarse ahora mismo?  O mejor aún, por qué no usar esta nueva libertad recién adquirida para matar a todos los que pasen por la calle, o para violar a la primer mujer atractiva que tenga la mala fortuna de cruzarse contigo?  ¿Así lo ves ?  ¿Te matarías por desesperación sólo porque no te esperan una infinidad de días después de la tumba?  ¿Comenzarías a violar mujeres y asesinar niños porque de repente supiste que esas acciones no tendrán consecuencias eternas?  (Si contestaste que sí a esa última pregunta, espero que mi familia nunca se cruce contigo en la calle).  El hecho es que nuestras vidas se vuelven más preciosas y más significativas cuando nos damos cuenta de cuán efímeras son.
¿Qué diferencia hace que nuestras vidas no signifiquen nada para el universo, si, como dije antes, nuestra existencia no tiene mayor consecuencia que la existencia de una zanahoria? ¿Y qué?  Nuestras vidas tienen sentido en la medida que tengan sentido para nosotros mismos o para los que nos aman.  Nuestras vidas tienen un propósito cada vez que luchamos por alcanzar una meta que vale la pena.  ¿Por qué necesitas la promesa de una vida ulterior para encontrar sentido y propósito a ésta?  Conoces la respuesta tan bien como yo. No lo necesitas.
Tu vida es tan plena como la hagas, independientemente de Dios o el paraíso o las afirmaciones fantásticas en los sermones dominicales de tu predicador.  Y si no necesitas la religión para eso, entonces ¿para qué demonios la precisas?  Sospecho que se trata de dos cosas a las que hice referencia apenas tangencialmente: comunidad y tradición.  Te niegas a abandonar o incluso criticar tu religión simplemente porque está inexorablemente ligada a las tradiciones de tus antecesores y de la comunidad de creyentes que te da un sentido de pertenencia.
Respecto a la tradición - específicamente la tradición religiosa - tengo mucho que decir.  Pero antes quiero hacer una aclaración.  El principal ejemplo que voy a usar es una tradición del judaísmo.  La razón es simple: Es la religión con la que tengo mayor familiaridad.  Voy a usar este ejemplo como un trampolín para lanzarme a una crítica de toda la tradición religiosa.  El hecho de que esté utilizando un ejemplo del judaísmo no debe ser tomado como un ataque particular a los judíos.  De hecho, entre todas las religiones que predominan en la América del siglo 21, el judaísmo practicado por los judíos reformistas es por lejos el más razonable y progresista.  (Por otra parte, el judaísmo practicado por los judíos ortodoxos puede llegar a ser tan inmoral e intolerante como el de los dementes fundamentalistas cristianos que eché de acá hace un rato.)  Este es un buen momento para que recuerden que lo que estoy atacando es el amplio espectro de la religión, desde la abominable teología de los fanáticos hasta el tibio ehteísmo de los liberales.  Podría haber elegido una tradición de cualquier denominación protestante liberal y el punto sería el mismo: no importa cuán razonable y progresista pueda parecer en la superficie, sigue siendo religión, sigue siendo una adopción acrítica de lo inmoral y absurdo, y sigue siendo amigable con los fanáticos.
Les cuento una de mis anécdotas favoritas sobre la tradición.  Una niña pequeña ve a su madre preparando una carne asada para el Seder5 de Pesaj.  Antes de colocar la carne en la asadera, la madre corta la punta de cada esquina y la arroja a la basura.  La niña le pregunta porqué hace eso.  "Porque es una tradición muy especial en nuestra familia," dice su madre.  "Siempre lo he hecho así.  La abuela me lo enseñó".  Entonces esa noche luego del Seder, la niña encara a su abuela y le dice, "Abu, ¿por qué es eso de cortar las puntas de la carne antes de ponerla en la asadera?"  Y su abuela le dice, "Siempre lo hice así, es una tradición muy especial.  Yo la aprendí de mi mamá."   La niña nunca le había hecho una pregunta en forma directa a su bisabuela hasta ese momento, pero finalmente junta el coraje necesario.  Va bien calladita hasta la esquina donde está sentada la bisabuela y, con la voz más adulta que puede, le dice "Abuela, ¿porqué siempre cortabas las puntas de la carne antes de ponerla en el horno?  La sabia anciana la mira directo a los ojos y le dice, "¡Porque la maldita asadera era muy chica!"
Las tradiciones pueden ser especiales.  Lo entiendo.  Tienen sus raíces en la familia, en la comunidad, en valores compartidos, y nos dan un sentido de conexión con seres queridos hace tiempo desaparecidos y los antiguos ancestros de nuestro pasado.  Lo comparto.  Lo entiendo.  Bien, bien y doble bien.  Pero sin embargo no entiendo esto: las tradiciones que se siguen ciegamente, sin cuestionamiento, simplemente porque son tradiciones, particularmente aquellas originadas en la ignorancia, o arrogancia u odio y miedo.  Aquí va otro ejemplo de la Pascua Judía que no es tan tierno como el de la carne asada: la tradición de celebrar que Dios asesinara al primogénito de todas las familias egipcias.  Para aquellos de ustedes que no tienen conocimiento de la historia de Pesaj o Pascua Judía, he aquí la versión barata: 
             Los judíos estaban esclavizados en Egipto.  Imploraron a Dios su ayuda.  Moisés le dijo              al Faraón que deje ir a los judíos porque si no Dios se iba a enojar.  El Faraón se rehusó              y entonces Dios envió una plaga tras otra a los egipcios: granizo, verrugas, sapos, etc.
             El Faraón se seguía rehusando, entonces Dios le dijo al pueblo judío que durante la                              noche iba a matar al primogénito de cada familia egipcia, y que deberían marcar sus puertas                con sangre, así él sabría que debería "pasar de largo"6 sus hogares sin dañar a sus hijos.                       Cuando el faraón vio lo que Dios había hecho, accedió a liberar a los judíos.
(Disculpen pero aquí tengo que hacer una acotación:  ¿Fue necesario que los judíos marcaran con sangre sus puertas para que Dios supiera que no debía matar a los niños en esos hogares?
¡Es Dios de quien estamos hablando!  ¿No sabía qué casas eran casas de judíos?  A este tipo de cosas me refiero cuando me quejo de que la religión estimula y abraza la lisa y llana estupidez.  Pero me estoy yendo del tema.)
                Esta es la tradición que se celebra en cada Pesaj cada primavera en cada hogar y sinagoga judía:  Dios asesinando a los niños inocentes de los egipcios a causa de la esclavitud de los judíos.  Aquí pongo un límite a la tradición.  Aquí es cuando me pongo a la altura de mi sensibilidad liberal del siglo 21 y digo: ¡Al diablo con la tradición!
Cualquier cosa que celebre al Dios del Universo por intervenir en tu provecho asesinando a los niños de tus enemigos, merece ser arrojada a una pila de podredumbre mohosa, sucia y maloliente, la misma montaña de basura putrefacta que contiene la justificación bíblica de la esclavitud, de las sagradas cruzadas y de la quema de brujas.  No sólo huele a la soberbia de ¡Qué Especiales que Somos! contra la que ya he despotricado, además es una historia odiosa que perpetúa la mentalidad de Nosotros vs. Ellos que yace en el corazón de todas las religiones reveladas - la idea de que solamente nosotros formamos parte del grupo elegido, que Dios está de nuestro lado.  ¿Cuánta miseria y sufrimiento se infligió al mundo a causa de esta única y repugnante idea?  ¿Cuántas vidas se han perdido luchando en su nombre? Y sin embargo millones de ustedes le ensañarán a sus hijos lecciones como ésta como si fuera la cosa más normal del mundo.  Y cuando alguien como yo les señale lo obvio, descartarán la crítica y nos dirán que nos preocupemos de lo nuestro.  Después de todo, es una tradición, solamente una inofensiva tradición.
                Díganme qué se perdería, en cuanto a la tradición - si todos los años, en lugar de contar una historia como ésta a sus hijos les contaran una diferente, una sobre cómo la gente solía creer que Dios estaba de su lado (probablemente porque eso los ayudaba a perseverar en condiciones miserables), pero por supuesto ya no creemos esas cosas, porque si hay un dios en alguna parte él/ella/ello ciertamente no interviene en nuestras vidas mundanas, mucho menos para dañar o matar en nuestro provecho, y por lo tanto, nos corresponde a nosotros ser civilizados uno para con los otros.  Entonces podrías seguir con una discusión de los horrores de la esclavitud, y cómo aún persiste en algunos rincones del mundo, incluso en los Estados Unidos.  O podrías enseñarles sobre el conflicto Palestino-Israelí, o sobre el Islam radical, o el Neo-Conservadurismo, y qué ocurre cuando grupos de personas, armados con bombas y rifles y libros sagrados que sostienen que sólo ellos tienen a Dios de su lado, chocan con otros similares.   Y entonces podrías decirles que si quisiéramos cambiar algo de eso, rezarle a un hombre invisible en el cielo no va a ayudar.  Necesitamos incorporarnos y hacer algo al respecto.  Puedo equivocarme, pero estoy bastante seguro de que ser honesto con tus hijos y enseñarles algo útil y aplicable al mundo real puede ser un poquito más ventajoso que celebrar acríticamente historias obsoletas construidas alrededor de lecciones de dudoso valor.
¿En qué otra parte fuera de las murallas impenetrables de la religión podría esto siquiera plantearse?  ¿En qué otro ámbito podrían historias de esta naturaleza ser toleradas?
Les digo lo siguiente: Pregúntenle a una mujer bautista porqué su esposo la trata como a una esclava personal.  Pregúntenle a una pareja homosexual porqué en algunas partes del mundo su amor es tratado como una broma de mal gusto y en otras como un crimen que se castiga con la muerte.  Pregúntenle a una madre africana hambrienta con diez hambrientos hijos porqué no practica el control de la natalidad.  Pregúntenle a una joven musulmana porqué sus padres le cortaron el clítoris.  Pregúntenle a millones de mujeres musulmanas porqué no pueden asistir a escuelas o exponerse en público excepto a través de las ranuras de los ojos de una burqa integral.  Pregúntenle a la mujer paquistaní que ha sido violada en grupo porqué se la sentencia a muerte mientras sus violadores quedan libres, y porqué es su propia familia quien lidera el coro asesino.  Pregúntenle a la mujer americana que es violada porqué su diputado local cuestiona la "legitimidad" de esa violación y la obliga a llevar su embarazo a término.   Pregúntenle al niño cristiano muerto porqué sus padres fundamentalistas no le dieron un antibiótico para sanar su infección o insulina para controlar su diabetes.  Pregúntenle a las víctimas de Parkinson o parálisis porqué sus posibles curas se empantanaron en burocracia religiosa y política por décadas porque un segmento crecientemente histérico y radical de la población americana cree que un montón de células sin identidad ni consciencia tiene más derechos que ellos.  Pídanle a todos ellos que señalen la fuente de sus miserias, y luego pregúntate a ti mismo porqué no te molesta que señalen al mismo maldito libro que usas en tus servicios religiosos y en la celebración de tus "inofensivas" y "extrañas" tradiciones.
Tengo una noticia para ti.  Tú eres responsable de su sufrimiento.  , incluso más que los fanáticos, tienes la culpa.  ¿Por qué?  Porque ellos son los que siguen el significado liso y llano de las palabras escritas en esos libros.  Pueden señalar los versículos concretos que muestran que Dios aprueba el sometimiento de sus mujeres y la demonización de los homosexuales y el tratamiento de los esclavos.  Si esos libros de verdad son la palabra de Dios, entonces ellos son los que están haciendo las cosas correctamente.  Tú, por el contrario, estás podando, directamente ignorando o buscándole la vuelta a los versículos desesperadamente para hacerlos más deglutibles por tu sensibilidad moderna, pero lo sigues llamando la palabra de Dios.  Sigues enarbolando los libros como ejemplos de verdad y bondad.  Sigues practicando las religiones y celebrando las tradiciones que glorifican esas palabras.  Lo que debería ser marginado como prácticas y costumbres de lunáticos es por el contrario legitimado por tu renuencia a denunciar esa fuente de insanía.  Porque sus libros son tus libros.  Sus religiones son tus religiones.  Y cada vez que entras a una iglesia o abres una Torá o recitas un salmo al servicios de tus tradiciones, le estás dando cobertura a los locos que se toman esos libros y esas palabras muchísimo más en serio que tú.
                Bueno, listo.  Terminé mi argumentación.  Pero no puedo evitar sentir que, a pesar de lo apasionadas y brillantes que fueron estas últimas páginas, algunos de ustedes siguen sin convencerse.  Puedo sentir su antagonismo: "Escucho lo que dices, pero me niego a dejar que los fanáticos venzan.  El hecho de que se aferren a todo lo odioso e ignorante que está escrito en esas páginas no implica que yo tenga que rendirme y abandonar lo que es extremadamente importante para mí."  Para aquellos de ustedes que están pensando eso, tendremos que ponernos de acuerdo en no estar de acuerdo.  Por provenir de un entorno no religioso, no puedo comprender una relación significativa con nada escrito en esos libros o con las tradiciones que surgieron de ellos.  Pero reconozco que otros puedan sentir en forma diferente.  Pienso especialmente en el pueblo judío que ha sufrido atrocidades y miserias inimaginables a través de los siglos.  Para ellos, la Torá no es sólo una colección de antiguas palabras y mitos - es un símbolo de su supervivencia.  Y lo comprendo, de verdad lo comprendo.  Puedo despotricar hasta el cansancio contra lo odioso de las palabras que allí están escritas, y a muchísimos judíos no les importará.  La Torá, como un símbolo de su perseverancia y como un vínculo con sus ancestros oprimidos y asesinados, es demasiado importante como para ser dejada de lado.  Estoy seguro de que hay muchos en otras religiones que sienten algo parecido, y acepto que nunca lo veremos igual.
                Sin embargo, no todos ustedes están tan compenetrados.  Pueden sentir una conexión a una comunidad, pero esa conexión no define sus identidades, y por lo tanto, puede ser fácilmente disuelta.  Desafortunadamente, no hay mucho que pueda decir sobre los aspectos comunitarios del escepticismo como para convencerte de que hay algo igual de bueno esperándote del otro lado.  Incluso si abandonaras tus libros sagrados y abrazaras el ateísmo, no habrá una muchedumbre esperándote para darte la bienvenida al club con un emotivo coro de Kumbayá.  No sólo somos comparativamente pocos; los intentos de organizarnos en una comunidad cohesionada han sido más que desafiantes.  Creo que fue Annie Laurie Gaylor, la pionera de la Fundación por la Liberación de la Religión, quien dijo que organizar a los ateos es como arriar gatos.  Seguramente tiene que ver con nuestro rechazo a la autoridad y por evitar todo lo que huela a conformidad.  (Eso también explica porqué nuestro atractivo político es similar al de la Sociedad para la Salvación de la Lechuza Manchada.)  Así que marca un punto para la religión.  Si lo que buscas es comunidad, no es mucho lo que puedo ofrecerte que pretenda de alguna manera competir con la enorme estructura subyacente al edificio americano de la religión.  Lo que puedo ofrecer es una red desperdigada y desconectada de individuos y comunidades locales que aprecian el conocimiento y la belleza y la compasión, y que están desesperadamente asustados por el futuro de esta nación.
                Al tiempo que escribo esto, el presidente Obama acaba de ganar la reelección venciendo a un candidato republicano que es un miembro confeso de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.  Casi la mitad de América confió en este hombre para guiarlos al futuro, para impulsar la recuperación económica del mundo, para expandir la prosperidad americana en una era crecientemente científica y digital, para definir un nuevo rumbo de la política energética de América y su sobre-dependencia del petróleo importado, para tomar decisiones de política exterior que podrían incluir declaraciones de guerra, para doblegar a estados forajidos que tienen o pueden desarrollar capacidades en armas nucleares y biológicas, para mejorar un sistema educativo fracasado y hacerlo competitivo con los de otras naciones del primer mundo,  y para guiarnos hacia la salida de este remolino financiero de deuda paralizante y enorme desigualdad de ingresos.   Aparentemente no fue óbice para la mitad de ustedes el que ese hombre asuma que va a reinar sobre un planeta entero como un dios en la vida ulterior, o que crea que un ángel llamado Moroni visitó Nueva York al principio de los 1800s para decirle al estafador y ex-convicto Joseph Smith dónde encontrar y cómo traducir las Placas Doradas que supuestamente contenían el evangelio restaurado de Jesucristo en un lenguaje jeroglífico indescifrable.  (No les estoy tomando el pelo.  Realmente sería duro inventar algo así.)  La "traducción" de estas enseñanzas finalmente se convertiría en el Libro de Mormon y formaría la base de la fe que aproximadamente seis millones de americanos practican hoy, incluyendo al candidato republicano a la presidencia.  Ahora, para ser honestos, si el Mormonismo marca 100 puntos en la escala de los Engaños Religiosos Locos como Cabras, entonces el Cristianismo clásico, con su inmaculada concepción, nacimiento virgen, pecado original, Jesús resurrecto y zombie, daría alrededor de 97.  Pero vamos.  Ese hombre estuvo a un par de puntos porcentuales de ocupar la posición más poderosa del mundo.  (Dadas sus expectativas para la vida después de la muerte, debe haber visto esto como una progresión totalmente natural: regente de un país como hombre hoy; regente de un planeta como un dios mañana.) ¿Dónde más que en América podría ocurrir algo así?  ¿Dónde más que en un país en el que un tercio de sus habitantes son dementes religiosos y otro tercio les da una tímida cobertura?
                Déjenme preguntarles algo.  ¿Qué creen que podría ocurrir si millones de personas como ustedes de golpe abandonaran sus instituciones religiosas, tiraran a la basura sus libros sagrados y dijeran, "Me rehuso a seguir formando parte de esta cosa horrible"?  ¿Qué piensan que podría ocurrir si la mitad de América en lugar del actual 20% de golpe reclamara que sus candidatos políticos no se comporten como perfectos idiotas?  Bueno, una cosa les digo: los Rick Santorums y Sarah Palins y Michelle Bachmanns y Mitt Romneys del mundo no se acercarían a más de cien millas de Washington o cualquier otra institución política.  También estoy seguro de que estaríamos bien encaminados hacia la independencia energética basada en energías renovables, hacia la limpieza de nuestro podrido sistema educativo, hacia la reparación de nuestros caminos y puentes, hacia una mejor ayuda a los necesitados e indigentes, hacia poder asegurar un acceso universal a un adecuado sistema de salud y educación y oportunidades de empleo, hacia un cuidado adecuado de los ancianos y otra vez estimular la graduación de ingenieros y científicos que amplíen las fronteras de la invención y los descubrimientos que asombren al mundo.  Estaríamos cumpliendo la promesa de los genios del pasado en lugar de enfrentar la amenaza de una nueva edad media religiosa.  Nuevamente seríamos la América admirada por otras naciones en lugar de esta caricatura moderna que genera burla o pesadumbre o directamente desprecio.
                El 20% de nosotros que ya prescindimos de la religión necesitamos ayuda.  No podemos marginalizar la agenda de los fanáticos sin el apoyo de los millones de ustedes que la toleran en silencio.  No podemos detener la inundación de lunáticos religiosos en las instituciones políticas y educativas mientras millones de ustedes no se pongan de pie para reclamar algo mejor.  Les incumbe a los millones de ehteístas como ustedes - aquellos que no necesitan a la religión para explicar el universo, que no necesitan a la religión para dar un profundo sentido y propósito a sus vidas, que no necesitan a la religión para darles un falso confort, que no necesitan a la religión para ser buenas personas o para hacer buenas acciones o para ayudar a los menos afortunados, que no necesitan tradiciones religiosas obsoletas y despreciables, y que ciertamente no necesitan los mitos y las locas invenciones y las enseñanzas inmorales que yacen en el corazón de los libros sagrados, pero que aún se aferran a y se identifican con, las instituciones que promueven esas mentiras.
Puedes superarte.  Por el futuro de este país, debes superarte.





(4)  n.del T.  En inglés bunk.  Bunk es un término coloquial que denota "basura pseudo-científica" y se aplica principalmente a los "contactos alienígenas, fenómenos parapsicológicos, videntes, tarotistas y demás embaucadores.  La palabra tiene su origen en el apócope de "bunkum", deformación fonética del nombre del condado de Buncombe en Carolina del Norte, donde aparentemente se produjeron ciertos fenómenos paranormales luego probados falsos.  De ese episodio surge también el término "debunk" que significa demostrar que un fenómeno paranormal o sobrenatural es falso, ya sea por honesto autoengaño o por estafa.

(5)    Seder es la cena ceremonial judía donde se rememora la salida de la esclavitud en Egipto.

(6)    n.del T.  En inglés "pasar de largo" es "pass over", y la Pascua Judía o Pesaj, en inglés se llama Passover.





Conclusión


Si llegaste hasta aquí, debo asumir que o eres mi esposa, o viste por lo menos algún mérito en lo que he estado diciendo.  Evidentemente no eres un fundamentalista, pero tampoco estás en la banda de los ateos.  Por lo menos no por ahora.  Si tengo que adivinar, diría que probablemente ves con escepticismo las afirmaciones de tu religión (¿qué persona inteligente no lo haría?), pero aún no estás listo como para descartar esa parte de tu identidad.  Está bien.  Espero por lo menos haberte dado algo en lo que pensar, especialmente en relación a cómo tu aceptación silenciosa y acrítica de las disparatadas creencias en el corazón de la fe en que fuiste criado le da cobijo a los fanáticos y su agenda literal (y destructiva).  Espero también que hayas sacado algo positivo de las historias del Deep Hubble Field y de la Biblioteca de Sesenta Quilómetros, porque vivimos en un universo absolutamente magnífico, lleno de belleza y maravilla.  Sería una lástima limitar tu comprensión de él al de una comarca regida por el pequeño y celoso dios del Viejo Testamento.
                Si estás abierto a sugerencias, he confeccionado una lista de ideas aquí debajo que te ayudarán a tener un rol más proactivo en exigir algo mejor por parte de tu religión y comenzar a marginalizar la agenda radical de los fanáticos.  La lista no es, por supuesto, completa.  Son sólo algunas ideas para ir avanzando.
                Deja de ir a los servicios en tu templo.  Si tu pastor o rabino te pregunta porqué, dile   que es porque las enseñanzas del libro que tanto adora - las palabras que concretamente están impresas allí, no los giros diluidos de los académicos "sofisticados" - son tan opuestos a todo lo que sabes que es moral y justo y cierto que no puedes, con buena consciencia, continuar pretendiendo que ofrecen algo de valor para ti o para la sociedad moderna y progresista por la que luchas.
               
                Deja de pagar diezmos a tu iglesia o sinagoga, por la misma razón.

                Toma ese dinero que hubieras desperdiciado y dónalo a caridades seculares como la Cruz Roja.

                Si perteneces a la Iglesia Católica, abandónala.  Ya mismo. ¿Cómo puedes darle dinero e identificarte con una institución que es tan patentemente opresora de las mujeres y tan tolerante y deshonesta con la epidemia de pedofilia en sus filas?  Tratan a las mujeres y a los niños peor que a animales.  ¿Porqué te quedas?  ¿Porqué pagas para perpetuar ese comportamiento?  ¿Porqué le enseñas esa basura a tus hijos?

                No envíes a tus hijos a la escuela religiosa de tu iglesia o sinagoga.  En su lugar, usa tu tiempo libre los domingos para hacer de voluntario en alguna institución secular que ayude a los menos afortunados.

                No envíes a tus hijos a escuelas religiosas.  La enseñanza pública no es perfecta, pero por lo menos no van a adoctrinar a tus hijos en los mismos principios que tu afirmas aborrecer.

                No votes a candidatos que son abiertamente religiosos.  Esto deja fuera a casi todos   hoy en día, incluyendo a todos los Republicanos, pero haz lo que puedas.

                No votes por referendums basados en prejuicios religiosos o ignorancia, como las        enmiendas "Ser Persona" o "Matrimonio Tradicional".

                Si alguna vez tienes que identificar tu afiliación religiosa en un formulario de admisión o encuesta, marca "Ninguna", o "Sin Denominación", o mejor aún, "Ateo/Agnóstico".  ¿Qué importa que hayas sido criado como judío o cristiano, o que celebres esas   tradiciones?  No creerás de verdad todos esos sinsentidos, o sí?  Posiblemente no hayas pisado una iglesia o una sinagoga en años.  ¿Porqué identificarte como alguien que sí lo hace?

                Las próximas Navidades, diviértete, celebra la época, pero deja bien en claro a todo el que quiera saber, que lo que estás celebrando es una tradición secular de amigos y familia y nueces y hombres de nieve, y obviamente no la disparatada noción del cumpleaños del hijo de un dios mítico.

                Ya que estamos en esto, habla con tus hijos y explícales que es divertido hacer como que Santa Claus es real, mientras que sepamos que no lo es. (¿Desde cuándo mentir abiertamente a los chicos se volvió una conducta de moda, o incluso corriente?).

                Asiste a convenciones ateas.

                No circuncides a tu hijo.  Es increíble que tenga que escribir esto.  Sí, tengo que sentarme a escribir que no sigas el consejo de 2.000 años de antigüedad de una sociedad tribal y nómade de pastores de cabras, y te abstengas de cortar el prepucio del pene de tu bebé recién nacido.  Lo más increíble es que muchos de ustedes me van a fustigar por intolerante por apenas sugerir que esta práctica es aborrecible.     "¡Tradición inofensiva!" gritarán.  Como ya me la agarré con la tradición, seguramente ya sabrán lo que voy a decir, pero acá va de todos modos: Cuando "tradición" significa "mutilación genital"... todos juntos ahora ... al diablo la tradición.  Cualquier persona cuerda no cegada y anestesiada por prácticas milenarias enraizadas en la ignorancia diría lo mismo.  ¿Le cortarías el clítoris a tu nueva bebé, como es tradicional en muchas sociedades musulmanas?  Si no, ¿por qué no?  ¿Porque no es tradicional en tu religión?  ¿Qué tal porque es algo malditamente enfermo?

                Consigue una instrucción básica en ciencia.  Como introducción a la teoría de la               evolución, nada supera a "Porqué la Evolución es Verdad" de Jerry Coyne.  (También escribe un blog con el mismo nombre.)   Como introducción a la cosmología y otras fascinantes maravillas del universo, cualquiera de las obras de Brian Greene te moverán el piso, pero es especialmente notable El Universo Elegante.  Y aunque ya tiene algunas décadas, El Mundo y sus Demonios: la Ciencia como una Vela en la Oscuridad, de Carl Sagan, es la mejor demolición de la superstición y la cháchara pseudo-científica que puedas leer.  Ese fue el libro que me convirtió en ateo.

                Sé honesto con tus hijos cuando te hagan preguntas difíciles.   "No lo sé" es una            respuesta perfectamente válida para preguntas como "¿Qué pasa después que nos morimos?", y respuestas honestas a preguntas como "¿De dónde vienen los bebés?" y "¿Dios es real?" serán para tus hijos regalos preciosos que muy pocos niños pueden experimentar:  el regalo de una franca, honesta y abierta búsqueda de la verdad.  Te prometo que algún día te lo agradecerán.

                Y no los amenaces con el infierno si se portan mal.  Si dependiera de mí, haría que los padres, maestros y sacerdotes que amenazan a los niños con la condena eterna,   fueran acusados de la forma más criminal de abuso infantil.

                Comienza a vivir tu vida como si no hubiera dios, ni paraíso ni infierno, ni vida eterna, ni eterna tortura ni salvación.  Vive el aquí y ahora, y solázate en esta maravillosa pero breve oportunidad de experimentar la consciencia y la vida.

                La próxima vez que pares en un hotel, toma la Biblia que encontrarás en la mesa de    luz, llévala a la recepción y pídeles que la guarden hasta que te marches.  Si preguntan la razón, diles que no puedes dormir en una habitación que contenga esas prédicas misóginas y racistas.

                Cuando alguien - pastor, colega, padre, maestro - diga algo que huela a prejuicio           religioso o estupidez, hazlo notar.  Desafíalo a defender su postura.  Cuando finalmente terminen diciendo "Rezaré por ti" o "Para eso es que está la fe", sabrás que has ganado la discusión.

                Ponle "Darwin" de nombre a tu perro.

                La próxima vez que el simpático anciano en el Wal-Mart del barrio te salude con un      "Feliz Navidad", contesta "¡Y un feliz Hanuka (Kwanzaa) (Solsticio de Invierno) para ti             también!"

                Llama o escríbele a tu congresista o senador local.   Pregúntale si de verdad cree que la galleta de comunión que coloca en su boca todas las mañanas de domingo se convierte en la carne de Cristo, o si realmente cree que la tierra tiene solo 10.000 años de antigüedad.  Si dicen que si, pregúntales por qué deberías votarlos con su mente obviamente irracional para reelegirlos a un cargo que requiere la toma de decisiones racionales basadas en evidencia real.
                Si dicen que no, pregúntales por qué se identifican como miembros de una fe cuando claramente no toman en serio los dogmas centrales de esa fe.

                Saca a tus hijos de los Boy-Scouts por sus políticas abiertamente discriminatorias hacia los miembros homosexuales o ateos.  Mejor aún, si la situación lo permite, declara abiertamente tu ateísmo u homosexualidad y oblígalos a echarte en forma pública.  Hazlos enfrentar su intolerancia abiertamente.




Ateísmo:  Preguntas y Respuestas

Si por un milagro de los dioses este libro te ha hecho cuestionar tu aceptación acrítica de tu religión y en consecuencia te despertó la curiosidad por el ateísmo, incluyo aquí una lista de preguntas que me han hecho repetidas veces a lo largo de los años y mis respuestas a ellas.  Pueden ayudarte a comprender un poco más el marco mental ateo típico.  Por supuesto no estoy hablando en nombre de todos los ateos, pero estoy bastante seguro de que lo que relato a continuación generaría bastante adhesión en la mayoría de los ambientes ateos.

¿Cómo definiría a un ateo?
Un ateo es literalmente un a-teo.  El prefijo -a viene del griego y significa no.  Un ateo, por lo tanto, es literalmente alguien que no es teísta, o no creyente en Dios (o dioses).

¿Por lo tanto los ateos dicen que no existen dioses?
Falso.  Esto es un malentendido tan común que incluso algunos ateos caen en él.  Merece dedicarle algún tiempo.
El ateísmo no es una creencia, una filosofía, una ciencia, o una religión.  Es literalmente a-teísmo; o sea, no teísmo.  Es, simplemente in-credulidad.  (Aquí me refiero a la palabra ateísmo.  Ciertamente, el movimiento ateo, engloba una amplia gama de filosofías e ideales, desde los derechos de las mujeres y los homosexuales a la pena de muerte y el aborto.)
Alguien dijo una vez, "Si el ateísmo es una religión, entonces pelado es un color de pelo".  La analogía es buena.  Así como pelado es la carencia de pelo, ateísmo es la ausencia de teísmo.
Hay una diferencia abismal entre hacer una afirmación de no-existencia y simplemente no creer, porque una afirmación debe estar respaldada por evidencia para ser sostenible.  No creer es solamente la posición racional a adoptar cuando hay muy poca o ninguna evidencia para respaldar lo que sea que se esté proponiendo.  Esa distinción se ha perdido para mucha gente, incluso, como dije antes, para muchos ateos.
                El ateísmo es escepticismo, puro y simple.  Si eres escéptico respecto a la existencia de dioses o Dios, eres un ateo.  No eres un agnóstico - eres un ateo.  Nuevamente, las palabras ateísmo y ateo implican solamente falta de creencia.  Los creyentes intentarán algunas veces encuadrar el debate con los ateos como un debate entre creer en Dios y creer que no hay dioses.  La razón para ello es demostrar que  creer que no hay dioses es tan dogmático y tan ridiculizable como creer en Dios.  Ese sería un punto válido si el ateísmo fuera, realmente, la creencia de que no existen dioses.  Pero vale la pena repetirlo: el ateísmo no es una creencia.  Es la ausencia de creencia.  El debate entre ateos y teístas no es una cuestión de creencia en nuestro dios vs. creencia en tu dios.  Se trata de tu creencia en dios vs. nuestro escepticismo sobre él.

Ya que lo mencionaste, ¿cuál es la diferencia entre un ateo y un agnóstico?
Absolutamente ninguna.  La palabra agnóstico es popular entre las personas que consideran que las preguntas sobre Dios no se pueden contestar, y por lo tanto se rehusan a asumir una posición.  De esta manera se consideran más indulgentes en su opinión sobre Dios que los ateos.  Pero como ahora eres un experto en qué cosa es de verdad un ateo, puedes ver que esta definición de agnosticismo es una tontería (e innecesaria).  La razón de que sea una tontería es que los ateos no están tampoco 100% convencidos de la no-existencia de Dios.  ¿Tengo que repetirlo?  ¿Por qué no?  Un ateo simplemente carece de creencia en Dios o dioses.  ¿Por qué?  Porque hay evidencia insuficiente para garantizar la creencia.  Eso no significa que un ateo está absolutamente convencido de la no-existencia de Dios.  Sólo significa que un ateo mantiene una posición escéptica hacia las afirmaciones de los creyentes, de la misma manera que son escépticos los así llamados agnósticos.
El agnosticismo es solamente un escondite para los no creyentes que no terminan de comprender qué significa el término ateo, o que tienen miedo de ser etiquetados como ateos.  Pero seamos claros.  No hay agnósticos.  El ateísmo engloba todos los niveles de escepticismo respecto a Dios.  No necesitamos otra palabra inútil para confundir más las cosas.  Ya están bastante confusas como son.

Entonces si un ateo dijera, "No hay dioses, punto, y cualquiera que lo crea es un idiota", ¿cómo responderías?
Le diría a ese ateo que suena bastante parecido a los creyentes fanáticos del otro bando que dicen "Dios absolutamente existe, y cualquiera que no piense así es un idiota."  Le diría que baje el tono de su retórica y señale que su afirmación, aunque muy probablemente cierta, es indefendible dicha de esa manera, y que debería ceñirse a lo que puede ser probado - o debería simplemente señalar la obvia improbabilidad de un Dios o dioses y porqué es irracional creer en cosas que no están respaldadas por evidencia.

¿Los ateos odian a Dios?
No.  ¿Los cristianos odian a Thor?  ¿Los musulmanes odian a Poseidón?  ¿Cómo puedes odiar algo que no crees que exista?  Los ateos no odiamos a Dios, pero ciertamente despreciamos a un gran número de personas que afirman hablar en su nombre.

¿Porqué los ateos no creen en Dios?
Las razones de la falta de creencia de un ateo pueden ser tan variadas como las de la creencia de un creyente, pero en general se reducen a un simple hecho: no hay un mínimo rastro de evidencia independiente y verificable para sostener la existencia de Dios o dioses.  No hay evidencia, no hay creencia.  Realmente es así de simple.  Los ateos no creen en cosas para las cuales no hay evidencia.  Si eres un cristiano, piensa porqué no crees en Allah, Poseidón, Isis o Zeus, y tendrás una idea de por qué un ateo no cree en tu dios.

Pero ¿cómo puedes decir que Dios no existe?  ¿Cómo llegó acá el universo si no es por Dios?  ¿Cómo llegamos acá nosotros?
Primero, permíteme repetirme.  Yo no digo que Dios no existe.  Lo único que digo es que, como ateo, encuentro muy poco atractiva la evidencia de Dios - de hecho, es prácticamente inexistente - y por eso, no tomo en serio las afirmaciones de que él/ella/ello exista.
Respecto a las otras preguntas, son ejemplos de un argumento haragán que ha estado rondando por milenios.  Se lo llama el argumento de "Dios de los Huecos", y generalmente se formula así:  "No puedo comprender cómo <X> puede aparecer naturalmente; por lo tanto, Dios lo hizo."  O, "No comprendo <X>; por lo tanto, inventaré a un dios para explicarlo."  No hace mucho, antiguas culturas sacrificaban jóvenes doncellas a los dioses de los volcanes.  Los eclipses causaban suicidios en masa.   Como la dinámica orbital o el movimiento tectónico de placas no eran bien comprendidos, los huecos en el conocimiento de esas culturas primitivas se llenaban con dioses, muchas veces dioses enojados y vengativos que debían ser aplacados.  A medida que creció nuestra comprensión de la naturaleza y la ciencia, los dioses que acostumbraban residir en esos huecos del conocimiento fueron descartados y no se ha vuelto a oír de ellos desde ese entonces.  De hecho, en el mundo moderno y científico de hoy, hay sólo dos huecos en nuestro conocimiento en los que Dios puede aún encontrar un pequeño escondite:  el hueco del evento de la "creación" del universo (asumiendo que el universo tuvo un comienzo, lo que parece cada vez más dudoso) y el hueco de la primera chispa de la vida en este planeta.  Todo lo demás ha sido explicado en forma natural.
                Bien, tu puedes aferrarte a Dios al tratar de explicar esas dos últimas preguntas, pero un ateo meramente se encoge de hombros y dice, "¿Sabes qué? En toda la historia de la humanidad, ninguna explicación sobrenatural ha sobrevivido el escrutinio científico.  En todos los casos, las explicaciones naturales las han suplantado, y siempre fueron mucho más inspiradoras de asombro que las sobrenaturales, ya que estamos.  Por lo tanto, no hay razón para pensar que lo sobrenatural va a ser confirmado por cualquier descubrimiento futuro.  Es altamente probable que el universo y todo lo que contiene haya tenido orígenes y evoluciones naturales."
                Por lo tanto, tus preguntas de "¿Cómo llegó acá el universo?" y "¿Cómo llegamos acá nosotros?", si bien no contestadas del todo, por ahora tienen explicaciones puramente naturales, y probablemente sigan teniendo explicaciones naturales a medida que nuestro conocimiento crezca.  Pero incluso si la respuesta completa a nuestras interrogantes nos eludiera por siempre (y no hay ninguna razón para pensar así), ¿por qué "Dios lo hizo" es una explicación, mucho menos una explicación satisfactoria?  Simplemente has sustituido una pregunta compleja ("¿Cómo llegamos acá?") con otra aún más compleja ("¿Cómo llegó Dios acá?").  Y si vas a patear para afuera esa pregunta diciendo que Dios siempre existió, ¿por qué no decir que el universo (o la vida) siempre existió?  ¿De qué sirve "explicar" las cosas inventando un dios inexplicado?
                Hice esta última pregunta en forma retórica, por supuesto, porque sé exactamente por qué se introduce a Dios, y no tiene nada que ver con dar mejores explicaciones para las preguntas difíciles sobre el universo.  Al postular a Dios, también se puede postular la vida eterna.  Tienes un interés en la creencia en Dios, y no tiene relación alguna en cómo Dios explica nuestra existencia.  Tiene todo que ver con trampear a la muerte.

¿Y qué? Todos necesitamos algo en lo que poner nuestra esperanza. ¿Qué creen los ateos que pasa cuando morimos?
En una palabra: nada.  Vivimos, morimos - igual que todas las criaturas en este planeta.  Volvemos al mismo estado de no-existencia en el que estuvimos por billones de años antes de nuestro nacimiento.

Eso suena como una vida vacía y sin sentido.
Me imagino que eso depende de cada individuo.  Nuestras vidas son tan plenas y significativas como las hagamos.  Si la plenitud de tu vida depende sólo de que creas que algo mejor te espera más allá de la tumba, entonces permíteme sugerir que es tu vida la vacía y sin sentido.

Si la vida es solamente un accidente, entonces ¿de qué se trata?
¿Quién dijo que la vida es un accidente?  ¿Y por qué tiene que "tratarse de algo", más allá de lo que cada uno haga de ella?  Parece que piensas que por el hecho de que nuestras vidas no signifiquen nada para el universo, no significan nada, punto.  Eso es una locura.  ¿Por qué piensas que si el universo no tiene un gran designio para nuestras vidas, entonces no hay razón para vivirlas?
                Y la vida en este planeta fue cualquier cosa menos un accidente.  Estamos acá porque el proceso no-aleatorio de la selección natural hizo evolucionar formas de vida complejas de comienzos simples en el curso de más de cuatro mil millones de años.  Llamar a esto un accidente minimiza seriamente la historia evolutiva de nuestro planeta.

Ya que tocamos el tema: ¿Todos los ateos creen en la evolución?
Déjame contestar eso diciendo antes algo sobre la palabra creer.  Yo creo que puede llover mañana.  También creo que hay una fuerza universal llamada gravedad que opera según la ley de cuadrados inversos.   Ahora, probablemente no haya una probabilidad mayor a 50-50 de que mi primera creencia resulte cierta.  Sin embargo, es casi una certeza de que mi segunda creencia es verdadera.  Es claro que debemos prestar atención a la terminología.  Los ateos y los científicos no creen en la evolución.  Sabemos que la evolución es verdad tanto como podemos saber que algo es cierto.  Sabemos que la vida evolucionó en este planeta a lo largo de miles de millones de años de la misma manera que sabemos que la gravedad existe y que los átomos existen, y que la incertidumbre cuántica existe.  La evolución no es algo en lo que creemos.  Está respaldada por montañas de evidencia.  O la aceptas o no; es así de simple.
                Pero contestando la pregunta, diría que sí, que virtualmente todo ateo acepta la evolución como verdadera, simplemente porque brinda una respuesta hermosa e intelectualmente satisfactoria a la cuestión de cómo orígenes humildes pudieron producir la extraordinaria diversidad de la vida que vemos hoy y observamos en los registros fósiles del pasado.  Ciertamente, es mucho más satisfactoria que el argumento haragán "Dios lo hizo" de los creacionistas.

¿Los ateos se creen más inteligentes que los demás?
Difícilmente.  Yo soy ateo y ni siquiera creo ser el más inteligente de mi casa.  Creo que esta impresión de los ateos como unos "sabelotodo" surge simplemente porque siempre estamos desafiando al saber convencional y exigiendo que los creyentes justifiquen sus afirmaciones, lo que los hace salir disparados mascullando por lo bajo sobre esos ateos sabelotodo de m#@!a.
Pero los ateos solo estamos esperando de brazos cruzados hasta que los creyentes nos den buenas razones para tomar sus afirmaciones en serio.  Hay una enorme diferencia entre ser un sabelotodo y un no-tan-crédulo-como-para-creerse-todo.
                Habiendo dicho esto, sin embargo, hay aquí un punto que no puede ser esquivado, y que probablemente suene muy arrogante.  Hay una extensamente documentada correlación inversa entre la creencia religiosa de una persona y su nivel de educación.  En otras palabras, cuanto más alguien se educa, tanto menos probable es que crea en Dios.  Esto obviamente no es siempre cierto a nivel individual, pero hablando estadísticamente, es mucho menos probable que crea en Dios un individuo con educación universitaria que uno que haya abandonado el liceo.  Y cuanto más arriba en la escala educativa, más grande la diferencia.  Entre los miembros de la Academia Nacional de Ciencias, la más prestigiosa organización científica del país, más del 90% (todos con doctorados) son ateos.  Compárese esto con la población general (científicamente analfabeta) en la que 90% o más afirman creer en Dios.  Puede que los ateos no sean más brillantes, pero si son típicamente mejor educados, especialmente en las ciencias naturales.  Cuando llevas la ciencia en tu equipaje, la necesidad de Dios se reduce significativamente.

¿Porqué los ateos no toman en serios las creencias de los creyentes?  Parecería como que los ateos siempre descartan las creencias religiosas como si fueran los desvaríos trastornados de un lunático.
Bueno, muy a menudo, las creencias religiosas son los desvaríos trastornados de un lunático.  También es importante notar que las creencias no deben ser tomadas seriamente;  sólo debe ser tomada seriamente la evidencia.  Las creencias casi siempre son merecedoras de todo el ridículo que se les endilgue.  Piensa en algunas de las cosas en las que cree la gente: fantasmas, diablos, demonios, astrología, curación por la fe, canalizaciones, hechicería, brujería, secuestros alienígenas, ovnis, círculos en los plantíos, el continente perdido de la Atlántida, vidas pasadas, resurrección, reencarnación, la idea de que volarte en pedazos a ti y a algunos forasteros inocentes te enviará directo al paraíso y a los brazos de 72 vírgenes hambrientas de sexo - la lista sigue y sigue.  La razón por la que los ateos ridiculizan esas creencias, es que merecen ser ridiculizadas.  Las creencias que se sostienen sin evidencia que las respalden - y muchas veces a pesar de la evidencia en contrario - no son dignas de consideración ni respeto.  Si los creyentes quieren que los no-creyentes tomen sus creencias en serio, deberían iniciar la conversación de esta manera: "Creo que <X> es verdad, y aquí está mi evidencia."  Pero eso no es lo que ocurre.  Generalmente es más bien así: "Tengo fe en Dios, y no me importa que tú creas en él o no, o que haya alguna así-llamada evidencia de su existencia.  No puedes convencerme."  O, "Si no crees en mi dios, mereces morir y pudrirte en el Infierno."
                Hay una regla no escrita que permea nuestra sociedad, de que automáticamente debemos mostrar respeto a una creencia simplemente porque es de naturaleza religiosa.  ¿Por qué?  Las creencias religiosas deben ser sometidas al mismo tipo de escrutinio que reservamos para las demás creencias, y cuando no lo superen, al mismo tipo de ridículo.  Ninguna creencia debe tomarse en serio a menos que esté respaldada por evidencia.

Pero 90% de los americanos afirman creer en Dios.  ¿Estás diciendo que están todos engañados?
Si, es lo que estoy diciendo.  El hecho de que un gran número de personas afirmen creer algo no hace que esa creencia sea verdadera.  Más de la mitad de los americanos afirman creer en ángeles.  También creen que Jesús volverá a la Tierra durante sus vidas.  No sé de qué otra forma llamar a eso que engañados.

Bueno, quizá no pueda probar que Dios existe, pero tú no puedes probar que no existe.
¿Y eso te hace pensar que quedamos empatados?  No puedo creer la cantidad de veces que he escuchado eso, como si la incapacidad de demostrar que algo es falso significara que es tan probable que sea cierto como lo es algo respaldado por montañas de evidencia.  Para que quede en actas, si, es cierto que no puedo probar que Dios no existe.  Tampoco puedo probar que no existen los dioses olímpicos.  No puedo demostrar con un 100% de certeza que no hay un dragón invisible parado en mi hombro y susurrando estas palabras en mi oído.  No puedo probar que Elvis no está vivo, y no puedo probar que los alienígenas no se dedican a torturar sexualmente a los campesinos en los profundos bosques de West Virginia.  El Ratón Mickey puede perfectamente existir y puede que sea vecino de Santa Claus y del Conejo de Pascua.
Ahora bien, el hecho de que no pueda probar que esas cosas son falsas ¿significa que debemos creer en dragones invisibles y en el Ratón Pérez y en los alienígenas depravados?  El hecho de no poder probar que algo es falso ¿significa que es tan probable su existencia como su no-existencia?  No, no me parece.  Entonces, ¿porqué se utiliza este argumento tan frecuentemente?  La posición racional frente a cualquier afirmación - natural o sobrenatural - es suspender la creencia hasta que la evidencia la torne obligatoria.  Si creemos por defecto, como parece que quisieras sugerir que debiera ser, entonces deberíamos creer en virtualmente todo, sin importar cuán extravagante o absurdo sea.  Solo los más crédulos podrían vivir de esta manera.

Has hablado mucho sobre evidencia, pero la mayoría de los creyentes admiten que no se puede probar a Dios.  De eso se trata la fe.
La fe no es más que el permiso que los religiosos se dan a sí mismos para sentirse mejor creyendo cosas estúpidas.  Es una estafa.  Cuando invocas a la fe, admites que tu creencia no puede mantenerse por su propio mérito.  Es el último recurso de quien ha sido intelectualmente derrotado.

Dime lo que realmente piensas.  En serio, por favor, todos tenemos fe, incluso los ateos.
No lo creo.

Tú tienes fe de que el sol saldrá mañana.  Tienes fe de que la silla en la que estás sentado te va a aguantar.
No, estás confundiendo fe con evidencia.  Si mi hija adolescente me miente en forma reiterada y luego me dice, "No, realmente, esta vez estoy diciendo la verdad", sería muy tonto tener fe de que no está mintiendo.  Para poder creerle, debe ser en base a fe, y sería fe a pesar de montañas de evidencia en contra.  Por eso es que la fe es inherentemente irracional.  Yo no tengo fe de que el sol saldrá mañana.  Tengo evidencia, toneladas de evidencia verificable, apuntando a esa conclusión.  Mi conocimiento de física y la experiencia pasada me indican que, salvo un desastre catastrófico, la Tierra continuará rotando sobre su eje, y el sol continuará quemando su combustible de hidrógeno, el tiempo suficiente como para que lo vea salir mañana.  Fe es lo que necesitaría para argumentar que el sol no saldrá mañana porque Dios está harto de nosotros y va a destruir el planeta.  El mismo tipo de razonamiento funciona para la silla.  La experiencia pasada (evidencia) me lleva a concluir que las chances de que una silla me aguante son bastante altas, y es por eso que me siento en ellas sin pensar demasiado si me van a aguantar o no.  Ese mismo tipo de evidencia me permite subirme a mi auto cada mañana para ir al trabajo, a pesar de que hay una pequeña chance de que muera en un accidente en el camino a la oficina.  No es que tenga fe en que voy a sobrevivir al viaje.  Tengo evidencia, toneladas de evidencia, que respaldan mi noción de que la muerte es solo una remota posibilidad en ese viaje en particular.  También tengo toneladas de evidencia de que no me va a caer encima un rayo cuando recojo el diario de la puerta, razón por la cual no me pongo un sombrero y zapatos de goma para hacerlo.  Ninguna de las miles de cosas que hacemos todos los días tiene nada que ver con la fe.  Simplemente hacemos un análisis costo/beneficio y concluimos, a partir de la evidencia disponible, que los riesgos asociados con esa tarea en particular no balancean ni remotamente los beneficios.
                La evidencia es lo que me dice que saltar de un edificio de 100 pisos sin paracaídas resultará muy probablemente en una espectacular (y desagradable) muerte unos segundos más tarde.  La fe es lo que me puede permitir hacerlo de todas formas, si estuviera convencido de que Dios hará que me broten alas en la espalda.  No puede haber distinción más clara.  La fe es anatema para el ateo o, de hecho, para cualquier persona que se guíe por el pensamiento racional.

Pero lo que algunos creyentes llaman fe es en realidad su confianza de que Dios va a cumplir sus promesas, porque lo ha hecho en el pasado.  ¿No es lo mismo que tus ejemplos anteriores?
Bien, supongamos que tenemos un creyente que piensa de esta manera: "Tengo fe en Dios porque nunca me ha decepcionado."  Aunque hay un obvio problema en esta afirmación - y voy a referirme a eso brevemente más abajo - por lo menos es un intento de liberarse de la fe ciega.  En lugar de decir, "Tengo cero evidencia de Dios, pero tengo fe de todas formas", esta persona está intentando justificar su creencia en base a la evidencia; específicamente, la evidencia de la performance anterior.  Por lo menos en la teoría, ese es un camino mejor, por lo tanto si, tengo mayor respeto por ese tipo de razonamiento.
                El problema obvio para un observador externo (por ejemplo un escéptico como yo) es que esa "evidencia" es totalmente subjetiva, lo que la hace inverificable e inescrutable y perfectamente inútil para cualquiera excepto el sujeto mismo.  Tendría más respeto por esa persona si examinara honestamente toda la evidencia, no solamente la suya personal, sino la de otros, así como los muchísimos estudios científicos que han demostrado que las plegarias son inútiles, y que al evaluar la performance de Dios concluyera que las fallas superan de lejos los aciertos.  La frase "Dios nunca me ha decepcionado" puede ser o no ser cierta, pero sí es seguro que ha decepcionado a un mar de gente, y esa evidencia debe también ser tenida en cuenta.  Por cada paciente de cáncer que se recupera "milagrosamente", miles no lo hacen.  Por cada sobreviviente de la caída de un avión, cientos se convierten en carbón.  Por cada alcohólico recuperado, decenas de miles de niños sufren y mueren de inanición innecesariamente.
Entonces, para contestar la pregunta, no, no es lo mismo.  Cualquiera puede mirar la información estadística o meteorológica y concluir que las probabilidades de perecer en un accidente de auto o de ser alcanzado por un rayo al recoger el diario son minúsculas.  Esa es la belleza de la evidencia independiente y verificable. Pero tu personaje fiel a la fe confía en datos enteramente subjetivos y altamente sesgados que son totalmente inútiles para los demás.  Las experiencias personales pueden ser muy profundas para quien las experimenta, pero el resto de nosotros no tiene ninguna obligación de tomarlas en serio.

Entonces ¿qué sería necesario para que te convirtieras en un creyente en Dios?  ¿Tendría El que bajar de las nubes y aparecer en un show de televisión?
Pretendes ser gracioso, pero, honestamente, si, sería necesario algo como eso.  En primer lugar, tendrías que respaldar tu hipótesis de que Dios existe con evidencia independiente y verificable.  Musulmanes, judíos, negros, blancos, jóvenes, ancianos, educados, no educados - para todos sería lo mismo.  La evidencia debería llevarlos a todos a la misma conclusión. (El hecho de que los seres humanos adoramos a miles de dioses es prueba suficiente de que la evidencia a favor de cada uno de ellos no es tan convincente.)  En segundo lugar, tu hipótesis debería ser falsificable.  Deberíamos poder diseñar algún tipo de prueba que pudiera, en teoría, invalidar tu afirmación.  Si tu hipótesis sobreviviera el desafío, eso le daría credibilidad.  (El hecho de que los creyentes son renuentes a evaluar sus hipótesis de Dios es un buen barómetro de qué tan débiles son de verdad sus convicciones.)  En tercer lugar, tus hipótesis deberían generar predicciones que, a su vez, sean verificadas experimentalmente.  Muchas hipótesis científicas hoy son completas teorías o leyes porque hicieron predicciones que luego fueron verificadas por experimentos.  Eso se podría hacer fácilmente con ciertas hipótesis de Dios.
                Por ejemplo, una predicción que se podría hacer respecto del dios cristiano, del que se dice posee la cualidad de la omnibenevolencia, es que, en un mundo regido por ese dios, no debería haber sufrimiento innecesario.  Si Dios es todo bondad, debería ser seguro que los niños, especialmente, nunca sufrirían enfermedades debilitantes, ni serían atormentados sexualmente por pedófilos, o morirían lentamente de desnutrición, o tendrían horribles y dolorosas muertes en incendios, inundaciones, terremotos y otros desastres naturales.
El hecho de que nuestro mundo contiene efectivamente estos horrores es una poderosa prueba en contra de la existencia de una deidad omnibenevolente.  Los teístas en general no toman en serio este tipo de evidencia, pero los científicos sí.  Considera la evolución.  Satisface el primer criterio sobradamente.  Hay una montaña de evidencia, disponible para cualquiera, respaldando la teoría.  Segundo, es fácilmente falsificable. (Como nota Richard Dawkins, si se hallaran fósiles de conejo en rocas pre-Cámbricas, la evolución estaría liquidada).  Tercero, la evolución hace predicciones fáciles de evaluar.  Por ejemplo, mucho antes de que fuera viable la ingeniería genética, la teoría de la evolución predijo que los humanos y los chimpancés deberían compartir prácticamente todo su código genético, ya que el registro fósil indica que somos primos evolutivos.  Como era de esperar, el mapeo genético mostró que compartimos el 99.6% de los genes activos.  Hay incontables ejemplos más, pero esto muestra porqué la evolución ha sido una de las teorías más exitosas de la era científica.  Tiene volúmenes de evidencia que la respaldan; es fácilmente falsificable (pero siempre ha sobrevivido a los desafíos); y ha hecho incontables predicciones que han sido verificadas experimentalmente.  La teoría de la relatividad de Einstein, la teoría de la mecánica cuántica, la teoría electromagnética de Maxwell, la teoría clásica de la gravedad de Newton - ellas también son muy exitosas por las mismas razones.
                Por lo tanto, la única forma en que puedas probar lo sobrenatural en general y Dios en particular, es haciéndolo por el método científico: respáldalo con evidencia, hazlo evaluable, y hazlo falsificable.  No es fácil, pero es la única manera de garantizar que al final se llegará a la verdad.  Pero en lo que concierne a Dios, sospecho que la mayoría de las personas no están interesadas en la verdad.

Estás pidiendo un imposible.  Dios es eterno, incorpóreo, fuera del ámbito de la investigación humana.  No va a bajar del cielo sólo para que tú puedas tocarlo y manipularlo.
Bueno, bueno, ¡qué conveniente que es eso!  Inventas un dios y luego lo/la defines de tal manera que es imposible probar que tu afirmación es falsa.  ¿Puedes imaginar a un científico proponiendo una hipótesis imposible de testear e imposible de demostrar (y, más importante aún, imposible de demostrar su falsedad), y luego pretender que la comunidad científica no sólo la tome en serio, sino que se enseñe en las escuelas como un hecho?  Esta persona sería objeto de todas las burlas.  Pero tú, o un pastor o cualquier persona puede hacer lo mismo, envolverlo en jerga religiosa, y pretender que todos muevan su cabeza afirmativamente. (Y asombrosamente, muchos lo hacen.)
                Ahora es mi turno de hacerte una pregunta.  ¿Cuál es la diferencia entre un dios invisible, incorpóreo, eterno, sin forma, sin límites, no testeable e inverificable, y ningún dios?  Pusiste a Dios en la misma categoría que el Monstruo de las Galletitas: fuera del ámbito de la investigación racional.  Por supuesto que puedes seguir creyendo en algo así si quieres.  Es tu elección.  Pero no pretendamos que sea una elección racional.

Okey.  Digamos que tienes razón.  Digamos que creer en Dios es irracional.  Digamos incluso que Dios no existe.  Eso significa que todos somos libres de hacer lo que queramos, sin temor a las consecuencias.  ¿Por qué no podría pegarte un tiro ahora mismo?
¿Quieres pegarme un tiro ahora mismo?  No contestes.  Primero que nada, eso suena sospechosamente como que la única razón para que no te comportes como un animal salvaje es el temor al castigo eterno.  Eso me asusta.  Eso significa que si en el curso de esta conversación  pudiera demostrarte que Dios realmente no existe, inmediatamente saldrías a asesinar gente, presumiblemente comenzando por mí.  Creo que confío más en la gente que tú.  Creo que la gente se comporta bien, en primer lugar, porque es lo correcto.  No tienen un deseo inherente de lastimar a los demás, y sólo lo harán si se sienten acorralados o amenazados.  Además tenemos leyes terrenales para desestimular ese tipo de cosas.   Quizás te sientas libre, en ausencia de Dios y de castigo eterno, de hacer cualquier desastre, pero tendrás que responder ante las leyes de este mundo.  Tengo la esperanza de que eso sea suficiente para que incluso el sicópata que estás describiendo se detenga y considere las consecuencias.  Tiemblo al pensar que la única razón para que millones de personas no actúen como lunáticos dementes es por la amenaza de la condena eterna de un ser imaginario en el cielo.

Pero a menos que haya un ser eterno que nos de las leyes, ¿cómo puedes decir de verdad qué está bien y qué está mal?  ¿Porqué está mal violar mujeres inocentes?  ¿Qué estandar existe, fuera de la ley de Dios, para comparar las acciones?
Está mal violar porque nosotros, como sociedad civilizada, hemos progresado más allá de nuestros orígenes primitivos a tal punto que consideramos esos actos como atroces.  El bien y el mal son determinados por normas sociales que cambian con el tiempo.  Una mirada superficial a la historia lo confirma.  En los tiempos de Jesús, las niñas de 13 años estaban casadas y practicando sexo y teniendo hijos a carradas.  En nuestro tiempo, tener sexo con una niña de 13 años es penalizado, en algunos casos con cadena perpetua.  La Biblia habla de incesto como si fuera algo permitido por Dios y perfectamente normal.  Hace unos pocos cientos de años, la esclavitud era patrocinada por la Iglesia y considerada legal por la enorme mayoría de la sociedad.  También era considerada una obligación cristiana quemar "brujas" por herejía.  La esclavitud, el incesto y la quema de brujas serían hoy considerados reprensibles y sumamente alejados de las normas sociales.  Nuestros estándares cambian.  Nuestra moral evoluciona tanto como nosotros.
                Y de todas maneras, incluso si hubiera un Dios con un código moral determinado y fijo, ¿quién, exactamente, es la autoridad para interpretar ese código?  Hay cientos de sectas solamente en el cristianismo, cada una con su propia interpretación de las doctrinas críticas como el camino a la salvación, la existencia del Infierno, el rol de las mujeres en el clero y el laicismo, etc.  Algunas sectas acogen abiertamente a los homosexuales, mientras que otras los condenan como diabólicos pecadores.  ¿Cuál está en lo cierto?  La homosexualidad ¿es una elección desviada castigable con el tormento eterno, o Dios los hace así?  ¿Se llega al paraíso mediante la fe solamente, o son necesarias además las buenas acciones?  Esas son preguntas importantes porque están relacionadas al destino de tu alma eterna, si crees en ese tipo de cosas.  Uno creería que hay respuestas de Dios claras y sin ambigüedades, pero no las hay.  Por lo tanto, puedes hablar todo lo que quieras sobre el código moral fijo e inmutable de Dios, pero ni tú ni nadie tiene la menor idea de cómo interpretarlo, aunque existiera.  Cada uno interpreta la Biblia de acuerdo a sus sesgos y prejuicios.  Eso hace a la "ley" de Dios enteramente subjetiva y perfectamente inútil como estandar contra el cual medir el comportamiento humano.  Más aún, si Dios es realmente todopoderoso, podría cambiar las reglas en cualquier momento.  Si lo hace, ¿cómo se supone que sepamos?  Nadie está escribiendo nuevas biblias, que yo sepa.  ¿Qué pasa si Dios decide que la violación es algo bonito y justo?  Cuando lo piensas, eso lleva al mismo tipo de relativismo moral contra el que te quejabas en la pregunta.
                No, es bastante obvio que no hay un estandar eterno, e incluso si lo hubiera, no habría forma de interpretarlo de manera objetiva.  Somos nosotros los que decidimos lo que está bien y lo que está mal.

Pero algunos de los peores tiranos en la historia de la humanidad - Stalin, Hitler, y otros - fueron ateos.
Sencillamente no es cierto. De hecho, es una mentira engañosa e insidiosa.  Hitler era cristiano, lo que se puede comprobar con una lectura superficial de sus escritos.  Pero eso no tiene nada que ver.  Estás tratando de hacer equivaler la supresión brutal de la religión por parte de tiranos, con el ateísmo intelectual, lo cual es deshonesto y absurdo.  Y además estás sucumbiendo a una falacia lógica.
                El ateísmo es una posición voluntaria asumida por aquéllos que no ven evidencia suficiente para las deidades sobrenaturales.  Eso es todo.  Stalin fue un dictador hambriento de poder que eliminó a millones e impuso cruelmente un estado totalitario irreligioso.  En teoría, en un entorno tan brutal, podría crecer el ateísmo en mayor grado, pero en la práctica, como les gusta señalar a los cristianos, las creencias religiosas sobrevivieron bastante intactas durante el reinado de Stalin.
                Los ateos no respaldamos la no-creencia obligatoria tanto como no respaldamos la creencia obligatoria.  El ateísmo es una posición a la que se debe llegar voluntariamente, sin interferencia del gobierno y sin amenazas de tortura o muerte por parte de crueles dictadores.
Pero hay algo más importante para aclarar en este punto.  Incluso si esos tiranos hubieran sido verdaderos ateos - es decir, si hubieran llegado al ateísmo por medios racionales - el hecho de que hayan sido totales dementes no dice nada sobre las bases morales de sus creencias.  Los tiranos pueden tener creencias perfectamente verdaderas, tanto como los santos pueden mantener creencias totalmente falsas.  El argumento, "La persona X fue una mala persona; por lo tanto todo aquello en lo que creía debe ser malo y equivocado" es un argumento disparatado, tan disparatado como "La persona X fue una buena persona; por lo tanto todo aquello en lo que creía es justo y verdadero".  Las creencias no permanecen o caen en base a los méritos de los individuos que las sostienen.  Las creencias permanecen o caen en base a una sola cosa: evidencia.
                Que Hitler haya sido cristiano o no, o que Stalin haya sido ateo o no, es algo para que lo discutan los historiadores.  Pero una cosa es clara: cualesquiera sean las respuestas, tienen consecuencia cero en la cuestión de si el cristianismo o el ateísmo es la mejor posición intelectual.  Llevaré esta última frase un paso más allá.  Incluso si todo ateo resultara ser un monstruo sicótico y cada cristiano fuera un perfecto y amantísimo santo, eso sigue sin decir nada acerca del mérito intelectual de sus creencias.  Puede decir algo sobre cuál creencia es más beneficiosa para una sociedad funcional, pero si lo que buscamos es la verdad, lo que se debe evaluar es la evidencia.

Sí, pero mira todo el bien que se ha hecho en nombre de la religión a lo largo de la historia.
Y mira todo lo malo: cruzadas, inquisición, esclavitud, quema de brujas, sometimiento de las mujeres, demonización de los homosexuales.  La lista es infinita.  Pero de nuevo, las acciones de los cristianos (o judíos o musulmanes) no dicen nada sobre la validez de las creencias cristianas, judías o musulmanas.  El Islam radical bien podría ser el sistema de creencias más cruel y violentamente atrasado que nunca haya infectado un planeta en el universo.  También podría ser cierto.  Las buenas y malas acciones no dicen nada sobre esta cuestión.

Entonces ¿Qué es lo que esperas del futuro? ¿Qué le da sentido a tu vida? ¿Cuáles son tus esperanzas?
Bueno, en este preciso momento espero terminar este libro.  Pero en general, me regodeo cada día en lo maravilloso del universo y mi buena fortuna de ser parte de él, por lo menos durante un cierto tiempo.  No me siento abrumado por la futilidad de la vida; me abruma su magnificencia.  Si el único propósito de mi vida es vivirla al máximo y dejar el mundo un poco mejor que antes, ya lo he hecho.  He traído al mundo dos maravillosas niñas que nunca hubieran experimentado el regalo de la consciencia sin mí. ¿Qué sentido puede agregar una vida ulterior que supere a eso?  ¿Qué propósito puedo vislumbrar de la creencia en Dios que sea más profundo que mis responsabilidades como padre de mis hijas?
                Respecto a mis esperanzas, espero que este libro te haya ayudado a por lo menos cuestionar el sonsonete de que el ateísmo es una doctrina inmoral que le roba el sentido y el propósito a la vida.  Pero sobre todo, espero que nuestros niños hereden un mundo libre de superstición, miedo, culpa, arrogancia y pecado y que todos aprendamos a abrazar una visión de mundo naturalista que promueva el amor y el respeto por los demás, y admiración y humildad frente a un universo infinitamente maravilloso, pero sin dios.


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