lunes, 5 de septiembre de 2016

Negociación Colectiva

El rol principal de los sindicatos en un país moderno y civilizado consiste en la defensa de los derechos de los trabajadores tales como se definen en el marco institucional de una sociedad democrática, con sujeción a las leyes vigentes en la materia laboral y civil.
Hay sin duda otros roles secundarios o no tanto según la circunstancia, como el avance en las “conquistas laborales” para igualar a otras sociedades más avanzadas en la medida que las disponibilidades económicas lo permitan, o el velar por el cumplimiento de la legislación en materia de seguridad y salud en el trabajo, o del cuidado del medio ambiente, o de la mejora en la capacitación de los trabajadores.

Pero la realidad que tenemos hoy – y desde hace mucho tiempo – en Uruguay, es que todos esos roles son relegados o en todo caso subsidiarios a una pretensión de transformación de la sociedad de acuerdo a una visión de mundo muy concreta y definida.

En esa visión, los empresarios son vistos como el enemigo a destruir, la propiedad privada y en particular la propiedad privada de los medios de producción una calamidad casi criminal, el lucro un fin demoníaco, y el empleo un sinónimo de explotación del hombre por el hombre, independientemente de en qué condiciones éste se de.


Aún admitiendo que el esquema de sociedad que anhelan sea algo bueno y deseable (*), ¿cómo pretender el ámbito de confianza mutua, la buena fe y el espíritu de cooperación hacia un fin común que requiere la negociación colectiva?


(*) Hace cincuenta años, esta visión hubiera podido calificarse como ingenua y producto de la persecución bienintencionada de la utopía.
Hoy, la gigantesca acumulación de evidencia hace obvio incluso para el más desinformado e ignorante, que ese camino es garantía de miseria y destrucción, así como un inevitable cercenamiento de las libertades individuales básicas; es incompatible con la democracia y termina convirtiendo a los ciudadanos en aterrados zombis sometidos a la omnipotencia del monopólico poder central.


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