jueves, 15 de septiembre de 2016

Los Cambios de Paradigma en la Ciencia ¿Qué Son?

LOS CAMBIOS DE PARADIGMA EN LA CIENCIA  ¿QUÉ SON?

Se ha repetido miles de veces que la teoría de la relatividad de Einstein desplazó a la mecánica clásica o newtoniana, y que a su vez la mecánica cuántica desplazó a la relatividad, que ya había ganado el adjetivo "clásica".
Pero, ¿qué quiere decir esto, cómo se ubica en la estructura general de la ciencia, y cómo se relaciona con los cambios de paradigma en otros campos no científicos?
Veamos los ejemplos citados por ser los más recurridos, a pesar de que desde el descubrimiento del fuego o la invención de la rueda los ha habido a raudales.

Newton postuló que la fuerza de atracción entre dos cuerpos de masas M1 y M2 separados por una distancia d es directamente proporcional al producto de esas masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia.   La relación de proporcionalidad se llama G y es una constante universal, inmutable y válida en todo el universo.
La ley de atracción universal de Newton se expresa por la fórmula:  F = G x M1 x M2 / d2

Los medios limitados para comprobar experimentalmente esta afirmación en su época, confirmaron plenamente la teoría, que se constituyó rápidamente en la base de la rama de la física que se llama dinámica.

Podría haber sido el caso que en realidad la expresión correcta de la ecuación fuera más compleja, que incluyera otras variables físicas que relacionaran la fuerza de la atracción no solamente con las masas y la distancia, sino con otros fenómenos, pero que los instrumentos disponibles no tuvieran la apreciación suficiente como para detectarlos, o que nadie se imaginara un experimento tal que su resultado variara con la inclusión de esos posibles fenómenos.
La realidad podría haber incluido, por ejemplo, la suma de una constante:
F = G x M1 x M2 / d2 + C, con C constante pero muy pequeño para ser detectado.

También podría haber ocurrido que la fórmula, para ser exacta, debiera tener en cuenta la temperatura de los cuerpos, pero que la manera en que ésta actuara hiciera imposible la detección del fenómeno a temperaturas ambientes, y sí se manifestara en forma importante
a temperaturas cercanas al cero absoluto como las del espacio exterior.  En ese caso la fórmula podría haber sido algo como:  F = G x M1 x M2 / d2 + K / T10   , donde T fuera la temperatura absoluta promedio de los dos cuerpos.

También podría ser que la fórmula adquiriera una forma muy distinta si se tratara de masas radiactivas, fenómeno desconocido en la época de Newton.

El paso del tiempo y el avance de la tecnología demostraron que nada de esto ocurrió, ni ninguna otra cosa parecida, lo que refuerza el mérito de Newton.


Pero vale preguntarse exactamente qué cosa significa la fórmula.  ¿Acaso hay una identidad entre una expresión matemática y el fenómeno natural que se describe?

Por más que la matemática sea el lenguaje de la naturaleza ¡¡¡y de allí su importancia en la educación!!!, no debemos olvidar que una formulación matemática es solamente un modelo de un fenómeno que lo describe aceptablemente bien para los fines requeridos, pero que siempre puede ser adicionado, refinado o sustituido por una formulación nueva cuando mejora la precisión de los instrumentos, se inventan otros, o se descubren nuevos campos donde realizar experimentos.

¿Qué aportó Einstein para exigir la sustitución de las fórmulas de Newton, y porqué una sustitución de una fórmula por otra significó un cambio de paradigma?
Porque el aporte de Einstein no fue simplemente una corrección a la fórmula agregándole un término o cambiando el valor de una constante, sino algo mucho más radical.
Einstein cambió la manera de mirar el fenómeno, cuestionándose la naturaleza de M y d.

Un minuto, ¿qué sentido tiene cuestionarse el concepto de distancia?  La genialidad de Einstein radicó en ver que el espacio-tiempo (tres dimensiones de espacio más una de tiempo) no es el escenario eternamente inmutable que se imaginaba, sino que está afectado en sus características por el propio fenómeno que se está observando y por el movimiento relativo entre sí del marco de referencia (coordenadas), del fenómeno y el del observador.

La manera de pasar de un marco de referencia a otro es la famosa relación Ö(1-v2/c2) (transformación de Lorentz), donde v es la velocidad del observador respecto del fenómeno observado, y c es la velocidad de la luz.

Entonces se calcula otro valor d´ = d / Ö(1-v2/c2)  donde d y son la misma distancia pero medida desde distintos marcos de referencia que se desplazan a una velocidad relativa v entre sí.

Se puede ver esta expresión como una transformación matemática para la descripción de un fenómeno en un marco de referencia que se desplaza con velocidad v respecto de nosotros, o también como una deformación del espacio-tiempo (curvatura) debido a la presencia del fenómeno.  Las dos interpretaciones son equivalentes.

Al ser la velocidad de la luz c un número inmenso (300.000 km/s) y mayor aún al estar elevado al cuadrado (90.000.000.000 km2/s2), para las velocidades v normales que estamos acostumbrados a considerar (incluyendo los 40.000 km/hr de nuestras naves espaciales en el vacío interplanetario) el factor de conversión (o deformación del espacio o curvatura)           Ö(1-v2/c2)       es prácticamente igual a 1 y entonces a los efectos prácticos, es indiferente usar d o para calcular las fuerzas de atracción, y resulta que tenemos la vieja y querida ecuación de Newton.

Lo mismo ocurre con el tiempo.   Al haber modificado la fórmula de la fuerza F al modificar el concepto de masa y distancia, se debe mantener su valor en otras fórmulas, entre ellas el otro gran hallazgo de Newton, la fórmula que relaciona la fuerza aplicada a un objeto con su movimiento:
F = m x a
donde m es la masa del objeto, a es su aceleración y F es la fuerza necesaria para contrarrestar esa aceleración.  O visto de otra manera, F es el origen o causa de la aceleración a, y m es la resistencia que se opone al movimiento.

Ahora bien, si la aceleración es la variación de la velocidad en el tiempo, y la velocidad es la variación de la distancia en el tiempo, entonces la aceleración es la variación de la distancia en el tiempo al cuadrado.  Para que las dos fórmulas de Newton permanezcan vinculadas como antes, también el tiempo debe transformarse como la masa y la distancia.

Eso quiere decir que cuando un observador estudia un fenómeno que se mueve con respecto a él a velocidades comparables a las de la luz, verá que las distancias se acortan, las masas crecen y los relojes se enlentecen.
Es muy lógico que en tiempos de Einstein todo eso fuera muy difícil de tragar.  Aún lo es hoy, cien años después.
Y a la velocidad de la luz las distancias se hacen nulas, las masas se hacen infinitas y el tiempo se detiene.

¿Quiere decir todo esto que Newton estaba equivocado?  De ninguna manera.  Su modelo matemático era perfecto para los requerimientos posibles en su tiempo y aún algunos siglos después. 
¿La relatividad de Einstein es correcta?  De ninguna manera.  Es lo mejor que tenemos hoy, pero algunas anomalías detectadas en objetos muy grandes o muy lejanos sugieren correcciones.   Así es como funciona la ciencia.  Ninguna verdad es definitiva.

Por otra parte, la relatividad no funciona a escalas muy chicas (subatómicas), porque en ellas la fuerza dominante no es la gravedad y porque en esas escalas el concepto de "objeto" necesita también una redefinición, así como la relatividad redefinió el espacio (distancia) y el tiempo.

Eso nos lleva al segundo ejemplo de cambio de paradigma, que fue la mecánica cuántica.

En relación a ella, el primer gran cambio en la manera de ver el mundo fue el descubrimiento de Planck de que la transferencia de energía solo se da en unidades discretas o cuantos y no en forma continua.   La primera confirmación de esta afirmación fue la explicación por Einstein del "efecto fotoeléctrico" que le valió el premio Nobel en 1921 (no fue por la teoría de la relatividad como se cree comúnmente).

El segundo gran cambio fue en la manera de definir una partícula (objeto muy pequeño).  Todos tenemos una idea de qué cosa es un "objeto" en el mundo real que habitamos, pero incluso Bohr cuando propuso su modelo de átomo como un microscópico sistema solar, seguramente no creía que realmente se tratara de objetos sólidos como si fueran pelotitas.

El tercer gran cambio fue la introducción del principio de incertidumbre de Heisenberg, que implica que no se pueden conocer simultáneamente con precisión la posición y otras características de una partícula como su velocidad o momento angular.  O más exactamente, que el producto de los errores de medición de todas las magnitudes es constante.  La interpretación de esta limitación incluye la consideración de que el hecho de observar (o medir) implica necesariamente una interacción con el fenómeno, que lo modifica.

El largo desarrollo teórico, que incluyó la dualidad onda-partícula (1), tanto para la materia como para la energía, culminó en que las partículas sub-atómicas son en realidad un pico (valor alto) en un campo de probabilidad (función de onda de Schrödinger).

Nunca más que en este caso se puede ver claramente cómo una formulación matemática es algo distinto y separado del objeto o fenómeno que se pretende representar.   La interpretación clásica, llamada "de Copenhague" de la mecánica cuántica postula justamente eso, que no debemos buscar el correlato de las fórmulas en nuestra intuición del mundo apoyada en los sentidos, porque será muy difícil hacerlo.

Concretando al tema, la relatividad de Einstein respecto a la mecánica clásica de Newton fue un enorme cambio de paradigma, no por el hecho de que se haya cambiado el modelo matemático sino porque obligó a ver de una forma completamente distinta los objetos básicos de la física como espacio, tiempo y masa.

La introducción de la mecánica cuántica también significó un enorme cambio de paradigma por las mismas razones pero con una diferencia fundamental: el ámbito de aplicación es exclusivamente en las escalas de lo muy pequeño, donde la relatividad aparentemente no opera.
Por lo tanto, ambas teorías fundamentales no son mutuamente excluyentes, a pesar de explicar  el mundo en forma muy diferente, dado que la relatividad utiliza variables continuas y medibles en forma simultánea, y la mecánica cuántica utiliza variables que operan a "saltos" y en las que la certidumbre en una implica la incertidumbre en otra.

Es por eso que el Santo Grial de la física moderna es encontrar una "teoría del todo" o "teoría de la gran unificación" que unifique la mecánica cuántica con la relatividad de manera que opere con independencia de la escala, que se aplique a lo muy grande y a lo muy chico.   Como la teoría general de la relatividad se puede considerar una teoría de la gravedad, la meta consiste en desarrollar una teoría de la gravedad cuántica.

Consideremos ahora la influencia de los fuertes cambios de paradigma en la ciencia, en otros campos de la actividad humana como la filosofía, el arte, la sociología, etc.
Es muy fácil ver cómo la necesidad de la ciencia de ver el mundo de una forma diferente para comprenderlo mejor, llevó a cambios equivalentes en otras disciplinas.   Fueron sacudidas con consecuencias muy manifiestas y ruidosas (como la música rock).

Estructuras como el espacio y el tiempo que se consideraban inmutables, y se trataban como el escenario en el que las cosas ocurrían, ahora son variables y objeto de discusión.   Objetos que se consideraban de naturaleza diferente como la materia y la energía, ahora son solo manifestaciones de lo mismo (E = mc2).  Así, una onda electromagnética también puede ser, en ciertas condiciones (o según cómo se la mire), una lluvia de partículas.
Una onda, que es una vibración de algo (un medio de propagación), también puede ser una vibración de la nada.
La nada tiene energía, y esa energía puede dar nacimiento, en forma espontánea y azarosa, a un par de partículas de carga eléctrica opuesta.

La adaptación al mundo social de estos cambios de paradigma dio lugar a cambios de todo tipo.  Algunos de ellos muy razonables y consecuentes con los nuevos descubrimientos.  Otros no tanto, como consecuencia de una comprensión errónea o limitada de la nueva ciencia.(2)
Por ejemplo, el término relatividad en ciencia tiene un significado muy preciso, que refiere al movimiento relativo entre dos marcos de referencia, no a que "todo es relativo".
Sin embargo, la consecuencia en lo social y filosófico fue el relativismo epistémico y cultural(3) que, reduciendo el conocimiento científico a "uno más de los relatos posibles", plantea una especie de "todo vale", un cambio de paradigma a todas luces pernicioso.

Este cambio se vio reforzado por dos consecuencias no deseadas de la mecánica cuántica:

En primer lugar, que la formulación matemática esté basada en cálculos probabilísticos hizo pensar en la desaparición de las certezas de aquí en más.  Sin embargo, nada más alejado de las conclusiones de la mecánica cuántica, que no excluyen ni siquiera el determinismo.
Los resultados de los cálculos de la física cuántica son asombrosamente precisos, y sus aplicaciones prácticas se multiplican diariamente, comenzando con tecnologías como el laser.

En segundo lugar, el tremendo desafío que la mecánica cuántica plantea a la intuición, abre la tapa de la caja de Pandora para que en ella busquen justificación todos los defensores de los fenómenos sobrenaturales, paranormales y místicos ignorando convenientemente que el ámbito de aplicación de lo sub-atómico no puede trasladarse al macro-mundo que habitamos.(4)




(1) Las partículas subatómicas pueden representarse alternativamente como una masa en movimiento o como una onda electromagnética (teoría ondulatoria de De Broglie) o como una función de campo probabilístico (Schrödinger).  Asimismo, un fenómeno como la luz puede verse alternativamente como una radiación electromagnética o una lluvia de partículas (fotones), y la fuerza de atracción entre los componentes de una partícula sub-atómica (quarks), también puede ser considerada (en el modelo standard de partículas) como la transferencia de un "gluon".

(2) Por lo menos hasta ahora, todas las instancias en las que se ha querido ver partículas que se mueven más rápido que la luz (lo que abriría la posibilidad de viajar al pasado o de la precognición), o trasmisión instantánea de información (experimento EPR o Bell), o violación del principio de causalidad, han resultado ser errores experimentales o interpretaciones equivocadas o simplistas de la teoría científica.

(3) Si bien las corrientes filosóficas que podemos llamar posmodernas, cuna del relativismo epistémico y cultural, son muy anteriores a la relatividad y las revoluciones científicas del s.XX, se puede decir que la relatividad fue una especie de "pase libre" para reclamar la validación científica de esas posturas filosóficas.  Y ni hablar de las credenciales de seriedad que la mecánica cuántica le regaló a la multitud de charlatanes pseudo-científicos.

(4) Esta imposibilidad no es solo un capricho.   La propia definición de cómo opera la probabilidad de estados coherentes en un gran número de partículas y su inherente inestabilidad hace que al interactuar en un número tal como para conformar un macro-objeto, "colapse el vector de estado" o se produzca una "decoherencia", situación en la cual cada partícula es "obligada" a asumir una posición y características definidas y únicas.
Que un elemento macroscópico (una roca, una bacteria o un gato) esté en estado cuántico de indefinición es en principio posible, pero tendría una probabilidad equivalente a ganar la lotería un millón de veces seguidas.
Ahora, la posibilidad de ganar la lotería un millón de veces seguidas es en la práctica nula siempre y cuando sea una lotería honesta, o sea que se regule por las leyes del azar.  Pero podemos imaginar una lotería en la que hay un hombrecito muy pequeño que manipula las bolillas para que salgan los números que él quiere.
Entonces, deducimos que un sistema complejo (compuesto por un número del orden de 1024 partículas) puede mantenerse en estado cuántico, pero solo mediante un gigantesco artificio guiado por una inteligencia con un propósito.
En otras palabras, una enorme artificialidad.  Se puede afirmar que el esfuerzo consciente realizado para mantener en estado cuántico un sistema complejo (como por ejemplo un animal de tamaño medio) sería la mayor artificialidad introducida en el universo en su historia.


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